Su nombre es Matthew David Keirans. De 58 años, trabajaba en remoto como administrador de sistemas en un hospital de Iowa, en Estados Unidos. Tras enfrentarse a una prueba de ADN irrefutable, se ha declarado culpable y se enfrenta a una sentencia máxima de 32 años de cárcel. También tendrá que pagar una multa de 1.25 millones de dólares y vivir cinco años en libertad condicional tras salir de prisión.

Su víctima es William Donald Woods, un hombre que escapó de su casa con 16 años y a quien conoció alrededor de 1988. En aquel momento, William trabajaba en un puesto de perritos calientes en Albuquerque, Nuevo México. Dos años después, en 1990, Keirans ya había suplantado la identidad de Woods en «todos los aspectos de su vida», como recogen los documentos judiciales.

Para ello, se hizo con una variedad de documentos legales. Entre ellos, un certificado de nacimiento de Kentucky, número de la seguridad social y un documento I-9. Keirans utilizó luego estos documentos para conseguir su trabajo como administrador de sistemas en un hospital de Iowa en 2013.

Tras entrar a trabajar en este centro, Keirans logró convertirse en un miembro esencial del equipo de IT del University of Iowa Hospitals & Clinics’. Según contó el detenido en su acuerdo de culpabilidad, allí asumió un rol de gran importancia como supervisor de la infraestructura y sistemas del hospital. Gracias a este empleo, que conservó durante 10 años, ganó más de 700.000 dólares. Cuando fue detenido, estaba ganando unos 100.000 dólares al año.

Arruinó a su víctima y se casó con su nombre

Los documentos judiciales no detallan qué fue de la vida real de Woods, la víctima, desde finales de los 80 hasta 2010. No obstante, se sabe que el suplantador empezó a trabajar en un restaurante de comida rápida en 1990, gracias a un carnet de identidad de Colorado falso. También en Colorado, Keirans abrió una cuenta bancaria a nombre de su víctima.

A partir de este momento, Keirans comenzó a gastar dinero sin ton ni son, todo a nombre de su víctima, causándole a Woods la ruina económica. Primero, Keirans compró un coche por 600 dólares que abandonó al poco tiempo. Después, sacó del banco todo el dinero que le quedaba a Woods. Se marchó de Colorado antes de que la policía emitiese una orden de detención para la víctima.

Entre agosto de 2016 y mayo de 2022, Keirans pidió hasta 8 préstamos distintos en uniones de crédito a nombre de Woods, que ascendían a un total de 200.000 dólares. Con este dinero, compró entre otros unos tres vehículos Jeep. El estafador consiguió también una tarjeta de crédito Visa Platinum con un límite de 11.000 dólares.

Pero Keirans no solo usó la identidad de su víctima para robar dinero. Además de para conseguir su trabajo como sysadmin, Keirans se casó con una mujer y tuvo dos hijos, que llevaban el apellido de Woods.

Su víctima acabó encarcelado

En 2019, el verdadero Woods descubrió toda la deuda asumida a su nombre. En ese momento, el monto ascendía a 130.000 dólares. Acudió a su banco en Los Ángeles para tratar de aclarar que él no había solicitado el préstamo. El banco no le creyó, dado que no fue capaz de adivinar las respuestas de las preguntas de seguridad de su cuenta, ya que fue Keirans quien las seleccionó al abrirla.

Ante la situación, el banco alertó a la policía de Los Ángeles, que acabó arrestando a Woods después de que el estafador enviara a la policía documentos que supuestamente probaban su identidad. Así, y pese a que Woods mostró sus documentos de identidad reales, Woods acabó sentenciado a 428 días en prisión. Por si el asunto no fuese suficientemente enrevesado, fue encarcelado bajo el nombre de Keirans, en un intercambio total de papeles.

Tras un juicio en California, Woods fue enviado a un hospital psiquiátrico, donde pasó un total de 147 días y en el que se le administraron medicamentos psicotrópicos. Mientras todo esto ocurría, el estafador se mantenía en contacto con la policía habitualmente para solicitar actualizaciones sobre el estado del caso.

Woods salió de la cárcel en 2021. Volvió a quedarse sin techo, y pasó los dos años siguientes tratando de convencer a las autoridades de que él era la víctima.

Finalmente, fue el 13 de enero de 2023 cuando Woods, después de descubrir el lugar de trabajo de Keirans, informó al hospital de la situación. El centro contrató a un detective de la policía local, y este logró descubrir el engaño. Tras una prueba de ADN que demostró la falsedad de algunas declaraciones de Keirans sobre su pasado, el estafador abandonó la mentira diciendo «mi vida ha terminado».

 

Fuente: The Register | adslzone