El estudio consistió en un experimento en el cual soltaron 297 unidades USB en el campus Urbana-Champaign durante el año pasado, obteniendo los investigadores unos resultados más bien preocupantes. Las unidades USB no tenían ningún malware, pero sí contenían una encuesta construida con HTML para poder averiguar el patrón comportamiento de aquellos usuarios que cogían las unidades USB de procedencia desconocida.

Los investigadores han estimado que el 48% de los usuarios que hallaron una unidad USB perdida decidieron conectarla a su ordenador y abrir los ficheros que contenía. Además el 98% de las unidades USB fueron al menos movidas de su posición original, indicando que las unidades USB perdidas despiertan la curiosidad de quienes las encuentran. De todas las personas que decidieron conectar las unidades USB, el 68% de estas lo hicieron sin tomar ninguna precaución, una práctica bastante peligrosa e imprudente independientemente del sistema operativo que se esté utilizando.

Por otro lado, el 68% de las personas que cogieron un dispositivo USB respondieron que lo conectaron con el fin de averiguar quién es el dueño legítimo del dispositivo, mientras que solo el 18% reconoció haberlo hecho por simple curiosidad. Y es que además de los problemas de seguridad, dejar perdido un pendrive con contenidos sensibles también puede tener consecuencias desastrosas.

Otro dato preocupante es que muchos alumnos han “confiado en las defensas de su MacBook” para evitar infecciones y ataques, mientras que otros decidieron “sacrificar una computadora de la universidad”.

Viendo que el estudio se hizo dentro de un entorno universitario, lo lógico es pensar que los alumnos tienen información sobre lo peligroso que es coger una unidad USB de procedencia desconocida, sin embargo, parece que a pesar de la abundancia de información no se está consiguiendo concienciar a la gente.

 

Fuente: muyseguridad