Si tienes un teléfono inteligente o tableta, ya sea Android, Windows Phone o iOS, estarás acostumbrado a recibir varias notificaciones cada semana para actualizar una o más aplicaciones de tu dispositivo móvil. Ya nos hemos acostumbrado, pero, ¿sabías que actualizamos el software móvil casi 40 veces más que el del ordenador, aproximadamente? Y no son cifras relativas a las actualizaciones que llevamos a cabo, sino a las que los propios desarrolladores lanzan. Además, no es difícil encontrar opiniones contrarias a estos ritmos tan frecuentes de actualización, una opinión que manifiesta el desconocimiento de lo positivo de este hecho con respecto a la seguridad del usuario.

Seguro que alguna vez has oído decir “¿por qué no actualizan cada menos tiempo, y con versiones ‘más completas’? Pues, en realidad, aunque parece que esta cuestión sería lógica, poco más alejada podría estar de la realidad que nos conviene a nosotros, los usuarios de software en dispositivos móviles y sistemas de escritorio. Y es que las actualizaciones que constantemente recibimos, no sólo son para introducir nuevas características y funciones, lo cual es importante, sino también para introducir constantes mejoras en la seguridad, la estabilidad y el rendimiento de las aplicaciones?

Las actualizaciones a la sombra de nuevas funciones

A la “sombra” de las nuevas funciones que se introducen con cada actualización de las aplicaciones, que suele ser lo más destacado por los medios de comunicación y la crítica de los usuarios, también hay otros importantes cambios que se llevan a cabo sobre el software que utilizamos a diario. De hecho, ¿no recuerdas haber actualizado alguna aplicación en la que, al volver a abrirla, no has encontrado absolutamente nada nuevo? Pues, probablemente, esta pudo ser una de las actualizaciones más importantes de esa aplicación.

Y es que, mientras los usuarios solicitamos a menudo “cambios sustanciales” sobre las aplicaciones, ya sea que lleguen para afectar a la interfaz, o para introducir nuevas características, en realidad los desarrolladores trabajan a diario por este tipo de “actualizaciones fantasma”, las que parecen no aportar nada al usuario. En ellas, las compañías al cargo de las aplicaciones afectadas introducen constantemente nuevas líneas de código que, efectivamente, afectan en gran medida a los usuarios.

Actualizaciones fantasma: la seguridad no se ve, pero se disfruta

La corrección de errores “bugfixes” en las aplicaciones, de la mano de actualizaciones, no sólo afecta a funciones y características que, antes de la actualización, funcionaban de forma incorrecta. De hecho, en su gran mayoría son correcciones de “puertas traseras” y agujeros de seguridad que, a fin de cuentas, suponen una vulnerabilidad para el usuario. El principal problema es que demasiados usuarios, a pesar de lo obvio que parece, desconocen esto anterior.

Por ello, aunque la actualización de una aplicación aparente “no traer nada nuevo”, es fundamental aprovechar las actualizaciones que a través de las tiendas oficiales de aplicaciones -Google Play Store en Android y App Store en iOS- distribuyen los desarrolladores. De hecho, es igual de importante instalar estas actualizaciones tan pronto como están disponibles y nosotros “preparados” con nuestra conexión WiFi.

Cada vez sabemos más sobre nuestras actualizaciones

En este sentido, las tiendas de aplicaciones tienen una especial responsabilidad. Y es que, teniendo en cuenta el desconocimiento sobre la importancia de estas “actualizaciones fantasma” de gran parte de sus usuarios, es importante que faciliten información precisa sobre el “contenido” o las novedades de la actualización. Y sí, son las tiendas de aplicaciones las grandes responsables, puesto que son las que garantizan para estos detalles el espacio necesario que necesitan los desarrolladores.

En el caso de Android, y su tienda oficial de aplicaciones Google, recientemente se añadió una ventana desplegable en la que, ahora sí, los desarrolladores pueden informar en cada nueva actualización sobre los cambios que han llevado a cabo sobre su aplicación. De esta forma, aunque el usuario no vaya a percibir ninguna modificación en el uso normal de la aplicación, sí puede conocer la importancia de la actualización.

En cualquier caso, igual que siempre es recomendable saber qué permisos solicita una aplicación, es fundamental acogernos a las periódicas actualizaciones, más aún en el caso de servicios de mensajería instantánea, servicios de almacenamiento en la nube, clientes de correo electrónico y aplicaciones similares en las que, en caso de no actualizar, podríamos estar exponiéndonos a riesgos sobre nuestra privacidad. Y, sobre todo, ¿qué hay de las aplicaciones de bancos y otros servicios financieros?

 

Fuente: adslzone