Como bien sabe el lector habitual de MuySeguridad, unos de los temas en los que más insistimos para mantener un entorno lo más seguro posible, es estar al día en lo que a las actualizaciones del software se refiere, y no importa si hablamos del sistema operativo o de cualquier otra aplicación que se use, muy especialmente si está en contacto con Internet.

Sin embargo, el que es el sistema operativo móvil más utilizado del mundo, Android, no cumple con esa máxima. No hay nada que el usuario pueda hacer en este punto, pues como indican en la publicación argentina, esta es una nueva modalidad de obsolescencia programada, o está muy próxima a serlo.

Por poner un ejemplo claro, Android 2.3 Gingerbread sigue siendo la versión más utilizada del sistema de Google, mas no recibe ninguna actualización desde 2011. ¿Cómo es esto posible? Es, ni más ni menos, que el modelo de negocio que ha creado la movilidad: te compras un dispositivo que al año está desfasado en cuanto a características y hardware. Pasa con cualquier marca, pero Android se ve especialmente afectada por esto.

Así, no es de extrañar que hace apenas unas semanas calificaran a Google de seguir con Android una “práctica de negocio fraudulenta y engañosa” que deja vulnerables a millones de personas en todo el mundo. Personas que no van a cambiar de teléfono porque el suyo no aguante la última versión disponible. Una actualización que para más inri no solo depende de Google, sino del fabricante del dispositivo y de la operadora que lo ha comercializado.

En su momento se puso en marcha la Android Update Alliance, que consistía precisamente en intentar hacer llegar las actualizaciones de seguridad a esos millones de terminales, pero quedó en nada. Y así seguirnos. Además, el parque de teléfonos móviles obsoletos, no tanto en aplicaciones sino el mismo sistema operativo que lo gobierna, sigue creciendo.

A pesar de esta situación, que pasa de precaria, se podría decir, que la buena suerte acompaña a Google, ya que la gran mayoría de problemas de seguridad conocidos se derivan de aplicaciones fraudulentas.

 

Fuente: muyseguridad