La nave espacial Soyuz fue lanzada al espacio en 1967 y desde entonces ha sido uno de los símbolos que mejor representan el progreso en la carrera espacial de la Unión Soviética y Rusia posteriormente. Detrás de este hito ha habido un gran trabajo técnico, humano y económico para preparar cada viaje espacial que ha ido llegando y hoy día todavía se siguen empleando los simuladores de la Soyuz para entrenar a los futuros astronautas.
Lo curioso del caso es que según el astronauta francés Thomas Pesquet, este simulador espacial utiliza Windows XP como sistema operativo para gestionar el software de la nave espacial empleada para el adiestramiento. El descubrimiento llegó tras producirse algunos problemas en la nave y para comprobar la causa se asomó al interior de la cabina. Fue en ese momento cuando vio el escritorio de Windows XP en los monitores, delatando el uso de este software en detrimento de otros mucho más actuales como Windows Vista, Windows 7, Windows 8.1 o el reciente Windows 10.
El coste de actualizar PCs con Windows XP, motivo para no actualizar
No es que los problemas del módulo de entrenamiento de la Soyuz estuvieran directamente derivados del uso de Windows XP, pero es curioso como este software que ya no recibe soporte de Microsoft y puede quedar expuesto a futuras vulnerabilidades, se sigue utilizando en un campo tan crítico como es el de la exploración espacial. En teoría no hay riesgos de seguridad ya que este sistema operativo y los equipos en los que está instalado no estarían conectado a la red y debido al coste de reemplazar el software y adaptar todos los componentes a un nuevo sistema operativo actualizado se ha descartado por el momento dicho salto.
La Administración Pública ha sido en España uno de los últimos grandes baluartes de Windows XP, pero poco a poco su uso empieza a ser marginal. Precisamente esta semana conocíamos como el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha comenzado un proyecto para migrar de Windows XP a Windows 8.1 o superior, presupuestando un apartida de 6,4 millones de euros para sustituir buena parte de los 90.000 ordenadores utilizados.
