Hasta ahora, cuando reinstalábamos Windows en cualquiera de nuestros ordenadores teníamos que buscar la clave con la que lo habíamos activado si queríamos seguir usando el mismo sistema operativo. De hecho, aunque Microsoft no ha hablado nunca de ello, ya que sería dar cierta ventaja a los piratas, con la experiencia de uso se ha conseguido saber el proceso que se seguía.

Antes de la llegada de Windows 10, cuando instalabas una versión nueva activando la licencia mediante una clave, el propio hardware almacenaba una especie de ID. Pues bien, cuando queríamos volver a instalar el sistema operativo, este nos pedía la clave y comprobaba que el ID almacenado en el hardware fuera el mismo. Así se aseguraban de que Windows no era instalado en otro ordenador distinto.

Con Windows 10 cambió

Sin embargo, Microsoft ha cambiado totalmente su forma de actuar respecto a la instalación de su sistema operativo. Como habéis podido comprobar si habéis actualizado a Windows 10 desde Windows 7 o Windows 8.1, el propio sistema ha verificado que teníais un sistema operativo original con licencia y no os ha pedido ninguna clave. Pues bien, nada más instalar Windows 10, automáticamente el sistema genera una ID que se almacena online.

De esta manera, al no estar almacenada esa clave en el propio hardware, se puede realizar una instalación limpia de Windows 10. Al hacerlo, el sistema nos pedirá la clave de licencia pero también nos dará la opción de saltarnos ese paso. Justo antes de empezar la instalación, Windows 10 comprobará que la ID almacenada online anteriormente pertenece al mismo hardware y por tanto no pondrá problemas para que continuemos con el proceso.

Así, Windows 10 elimina el tedioso proceso de encontrar la clave de activación del producto sin que los hackers tengan más fácil piratear el acceso. Un gran paso de Microsoft que nos ahorrará bastante tiempo si queremos realizar una instalación limpia del sistema operativo.

Fuente: ZDNetsoftzone

Quizá te interese…