El arranque seguro o Secure Boot ofrecido por las placas UEFI se garantiza que el software que utilizamos es seguro y original. De esta forma, los usuarios reciben una mayor protección de sus datos, la privacidad se protege impidiendo que el software fraudulento recopile información sobre los usuarios. Ahora bien, también supone un importante contratiempo para usuarios de perfil avanzado que quieren hacer varias instalaciones en su ordenador, en cuanto a sistemas operativos. Es decir, en definitiva supone una traba para el dualboot.

Con anteriores versiones del software de Microsoft, como Windows 8 y Windows 8.1, la compañía de Redmond forzó a los fabricantes que utilizan versiones preinstaladas de Windows a permitir la desactivación del arranque seguro. A través de los ajustes de la configuración UEFI, los usuarios podíamos deshabilitar Secure Boot y, de esta forma, se simplificaba al cien por cien la instalación de un segundo sistema operativo en nuestro ordenador. No obstante, esta posibilidad se ha venido abajo con la llegada de Windows 10.

Dependerá del fabricante poder tener dualboot con Windows 10

En lugar de obligar a los fabricantes a permitir la desactivación del arranque seguro, con Windows 10 Microsoft ha decidido establecer nuevas pautas. Ahora serán los fabricantes los que tengan la última decisión sobre si permitir, o no, desactivar Secure Boot en nuestros ordenadores. Por lo tanto, habrá fabricantes que nos permitan, sin ningún problema, seguir teniendo un arranque dual en nuestro ordenador, y habrá otros que limiten la configuración de su placa UEFI para impedir este tipo de instalaciones.

La intención, han querido insistir desde Microsoft, no es evitar que instalemos otro sistema operativo en nuestros ordenadores, sino tan solo aumentar la seguridad que se ofrece a los usuarios. En cualquier caso, habrá fabricantes que pierdan ventas, evidentemente, por limitar las posibilidades de los usuarios aplicando un Secure Boot “forzado”.

 

Fuente: Ars Technica | Omicrono | adslzone

 

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