Así no se hacen las cosas. Hasta ahora sabíamos que Windows 10 tenía la «fecha de caducidad» fijada en el mes de octubre de 2025. La fecha está más cercana de lo que podamos imaginar a la vista de la cantidad millonaria de equipos que todavía usan este sistema operativo por no haber pasado a Windows 11. Y, también hasta ahora, se pensaba que no continuar con las actualizaciones de seguridad era una cuestión tanto técnica como de logística. Pero Microsoft acaba de demostrar que los motivos son distintos.

Si pagas, tendrás actualizaciones

Que el uso de Windows 10 por parte de 1,4 mil millones de usuarios esté condenado a pasar por caja para poder seguir utilizando el sistema operativo, no es algo bonito. Lo cierto es que resulta bastante dramático que una plataforma con tanta historia y que, además, lidera el mercado, pase a utilizar este tipo de iniciativa para presionar a los usuarios a pagar más. A veces criticamos a Apple por algunas de sus decisiones moralmente cuestionables, pero Microsoft va demostrando que, si se lo propone, se puede poner al nivel.

¿Y qué es lo que ofrecen a los usuarios? El plan es que hagan el pago de lo que ha sido denominado como programa Extended Security Updates (ESU). Es posible que te suene, puesto que Microsoft ya lo ofrecía en versiones antiguas como Windows 7, aunque en ese caso solo a las empresas (donde puede tener más lógica que quieran sacar algo de tajada a cambio de seguir dándoles soporte). No obstante, ahora han pensado que para qué limitarse a las empresas si también pueden obtener ingresos de los usuarios.

Este es el problema real

Quizá te parezca que, si el programa ESU no es nuevo, esto no sea algo tan malo ni descabellado. Es decir, con Windows 7 los usuarios de a pie encontraron la manera de «colarse» en el programa sin tener que pagarlo. Microsoft siempre lo supo, pero tampoco lo penalizó. En este caso, es obvio que no habrá alternativas y posiblemente sea por ello que hayan decidido extender el programa a los consumidores.

No obstante, que no se pueda seguir «trucando» el sistema para tener actualizaciones sin pagar no es el problema. Lo cierto es que, en los tiempos de Windows 7, no se formó el mismo drama que se está viviendo ahora. ¿Cuál es la diferencia? El problema real se encuentra en que no todos los usuarios tienen derecho a actualizar su ordenador con Windows 10 a Windows 11 sin tener que pagar nada. Con la versión anterior, todos los poseedores de un ordenador con Windows 7 pudieron pasarse a Windows 10 y seguir teniendo actualizaciones. Eso significó que Microsoft no dejó a nadie atrás. Pero esta vez cientos de millones de terminales se quedan sin la oportunidad de pasar a Windows 11. ¿Y qué tienen que hacer en esa situación?

Pueden pagar por el programa ESU, comprarse un nuevo ordenador con Windows 11 o pasarse a Linux. Y, aunque esa última opción suena bien para quienes entienden, lo cierto es que no es una decisión que se pueda tomar fácilmente si nunca has usado un sistema operativo que no sea el de Microsoft. Por lo tanto, y aunque se podrían llegar a entender los motivos comerciales de Microsoft, lo cierto es que es una situación bastante reprochable que, al final, le acabará pasando factura.

Falta saber qué precio tendrá la suscripción anual del programa ESU. Al menos, será anual. No obstante, que Microsoft no haya desvelado el coste de la misma es algo que nos hace sospechar. Porque saben bien que esta noticia no iba a ser recibida de forma positiva y lo más probable es que desvelar un coste económico de suscripción les habría ayudado a calmar las aguas. Aunque, si lo pensamos, está claro que si nos planteamos pagar para seguir teniendo actualizaciones de Windows 10, la tarifa tendría que ser más bien barata. Habrá que esperar para saber más de lo que está preparando Microsoft, pero el problema al que se van a tener que enfrentar es que los usuarios recordarán lo ocurrido y sabrán que, en el futuro, podría ocurrir lo mismo con Windows 11, Windows 12 y con el resto de versiones.

 

Fuente: Ghacks | adslzone