En los últimos meses, los Mac han tenido una inyección de funciones y usos que los están haciendo muy tentadores. Pero el cambio me resulta complicado incluso teniendo el incentivo de disponer de un iPhone como móvil. La lógica de combinar iPhone y ordenador sería tan aplastante y tendría tanto valor si no fuera porque todavía hay cosas que solo Windows puede ofrecerme. Así que Apple, tiene que seguir esperándome. Quizá en el futuro.

Aplicaciones

Soy un hombre de costumbres. Y también, en cierto modo, soy bastante clásico. Utilizo algunos programas en mi ordenador que ya no reciben muchas actualizaciones, pero que siguen formando parte de mi día a día. En algunos casos, no tienen versión disponible en Mac, por lo que se convierte en un problema. Otro obstáculo importante es que el proceso de instalación en Windows es bastante simple, pero en Mac hay distintas situaciones y pasos complicados con los que te puedes encontrar. Lo mismo pasa cuando quieres desinstalar algo.

Teniendo en cuenta que no soy un usuario de Windows que recurra mucho a la tienda oficial de aplicaciones de Microsoft, es fácil entender que no sea un entusiasta del uso del sistema que utilizan los Mac. Me gusta, si cambio de ordenador a otro equipo con Windows, poder tenerlo todo «a mi gusto» en cuestión de media hora o una hora. Con un Mac, cuando he probado, me he terminado desesperando porque las cosas no salían bien a la primera o me encontraba con piedras en el camino. El sistema no es tan intuitivo como a Apple le gustaría imaginar. Además, el excesivo control que tienen sobre las herramientas y funciones, acaba entorpeciendo que utilices el ordenador tal y como te apetezca.

Opciones disponibles

Por motivos obvios, la gama de ordenadores Mac que se encuentran disponibles está muy limitada. Los únicos equipos están fabricados por la propia Apple y están enmarcados en sus series de producto. No hay margen ni para la innovación ni para la frescura. El sistema operativo Windows y su flexibilidad con los PC, favorece a que los fabricantes puedan crear distintos equipos y adaptarse a su uso de distintas maneras.

Con el paso de los años me he ido actualizando y, aunque tuve mi época dorada con equipos de torre clásicos, hoy día utilizo un portátil HP Spectre x360. No solo tiene pantalla táctil, lo que resulta genial para distintas funciones, como cuando tienes que hacer scroll mientras estás en una web, sino que, además, puedo hacer virguerías con la posición de la pantalla y usar el portátil en distintas posiciones. En todo momento, el sistema operativo me responde a las mil maravillas y se adapta a la necesidad que tenga. ¿Puedo encontrar algo parecido en Mac? Lo cierto es que no, y no parece que vaya a ser algo que cambie.

Esto es algo bastante incomprensible, puesto que Apple siempre trata de destacar por fabricar equipos de élite, totalmente avanzados y que respondan a las necesidades de los usuarios. Pero, en lo que se refiere a sus ordenadores, han dejado pasar tecnología que muchas personas utilizan. Yo personalmente echo de menos más variedad y opciones entre los Mac, cuyo catálogo me causa bastante pereza.

Interfaz y gestión de archivos

No voy a decir que esté enamorado de la forma en la que Windows proporciona estas funciones, pero sí que tengo que decir que lo prefiero a cómo se representa en los Mac. Posiblemente, si estuviera en mi mano combinaría los mejores rasgos de los dos sistemas operativos para crear una interfaz alternativa. En el caso de Windows, su diseño y organigrama se ha quedado muy desfasado y no resulta precisamente amigable. Microsoft hace cambios y, en vez de mejorarlo, lo hace todo demasiado aséptico. En el caso de los Mac, no se puede negar que tiene aspectos que ayudan a que todo resulte un poco más agradable y sencillo. Pero, a la vez, te encuentras con muchas limitaciones y con problemas que derivan en que la experiencia de usuario no resulte tan intuitiva.

El Explorador de archivos de Windows no deja de ser bastante práctico y de contar con una gran cantidad de información y accesos rápidos. Aquello a lo que no tienes acceso, puedes tenerlo con rapidez en cuanto haces un par de clics y personalizas la interfaz. La estructura de carpetas y el cómo moverte a través del sistema acaba siendo un juego de niños, pero quizá los usuarios de Mac que estén habituados a usar Finder durante décadas también puedan opinar algo similar. Al final, posiblemente, este aspecto sea más una cuestión de costumbre y de experiencia que de poder elegir una opción como mejor o peor. En mi caso, como comentaba, preferiría un híbrido de ambas propuestas.

Juegos

Apple puede intentar maquillarlo, hacer colaboraciones y poner de su lado a los grandes desarrolladores del mundo del videojuego, pero todos los amantes del gaming saben que necesitas un equipo con Windows si quieres disfrutar de las mejores experiencias. Y esto es algo que no tiene discusión. El entorno de los juegos en Mac ha mejorado de forma razonable en los últimos años, pero todavía está a años luz de lo que ofrece la experiencia de un ordenador con el sistema operativo de Microsoft.

Tampoco hay que sorprenderse teniendo en cuenta que estadísticamente, en el mundo, hay muchas más personas con Windows que con Mac, por lo que los desarrolladores de juegos lanzan sus títulos en esta plataforma. Jugar en un ordenador de Apple indica desde no tener tanto catálogo como sería deseable hasta encontrarte serias limitaciones a la hora de personalizar la experiencia y tener que pasar por procesos de compra e instalación que, en algunos casos, son un poco pesados. Siempre apoyé al PC porque me daba un soporte físico que, en otros tiempos, era fundamental. Con el cambio a la generación del formato digital, la entrada de Steam y de tantas otras plataformas, continué en Windows porque la tecnología que se proporciona sigue siendo superior. Y no estoy dispuesto a elegir lo que puedo jugar de una lista reducida, sino que quiero tener acceso a todo y luego ver si juego a un título o a otro.

La libertad

A veces, una plataforma como Windows puede ser un campo de minas. Todo circula tan libremente que, al final, acabas pisando en un lugar donde deberías no haberlo hecho. Soy consciente de ello. He tenido momentos de malware y de otras infecciones que me han hecho poner el grito en el cielo. Algunas veces he odiado Windows. Pero sería raro si no lo dijera, porque todos los usuarios de Windows han odiado Windows en alguna ocasión (y más de una). No obstante, al final, es algo a lo que estás dispuesto a enfrentarte a cambio de tener la libertad que proporciona un sistema operativo como este donde tú acabas teniendo la última decisión.

La contraposición son los Mac, donde, en todo momento, te da la impresión de estar dentro de una prisión. Una prisión que es bonita, acogedora y donde te apetece hacerte selfies, para qué nos vamos a engañar. El sistema operativo está tan bien diseñado que todo encaja con una precisión increíble que no deja nada al azar. Pero eso también deriva en que la experiencia se encuentre más limitada. Y al final, cuando estás delante de tu ordenador, lo último que quieres es tener limitaciones o sentir que hay algo a tu alrededor que te marca la forma en la que deberías usar tu equipo.

Por ello, aunque me gustaría dar el salto a los Mac y que mi iPhone estuviese bien acompañado, la realidad es que dudo mucho que vaya a hacerlo o a usar una alternativa. A estas alturas, seguiré a las duras y a las maduras con Windows.

 

Fuente: adslzone