Hace unos días se produjo un altercado que ha sonado mucho en redes sociales porque le ocurrió a un usuario de Twitter que goza de una gran cantidad de seguidores. Tal y como contó El Hematocrítico, en uno de los cines de la cadena Yelmo, exactamente en Vigo, le habían obligado a entregar un par de productos comprados fuera. Por desgracia, ni se trata de la primera vez que ocurre ni posiblemente será la última.

Una situación muy tensa

Solo de imaginar lo que tuvo que sufrir el tuitero, que lideraba un grupo de 12 personas formado por una gran cantidad de niños, se nos cae el alma al suelo. Porque pensando que los niños se podrían haber quedado sin ver la película o que se encontraron ante esa situación tan violenta, es algo que produce un gran sentimiento de frustración. En especial porque Yelmo actuó cuando el grupo ya estaba sentado en sus butacas y se encontraban viendo los trailers. No fue precisamente una intervención elegante por parte de los responsables del cine.

Cuando uno de los responsables de Yelmo se acercó al usuario para increparle lo que había hecho e informarle de que no estaba cumpliendo las normas, él se quejó. Ya les habían dejado pasar y no procedía hacer ese tipo de espectáculo delante de un grupo de niños a las seis de la tarde y con una película infantil en cartelera que estaba a punto de comenzar. Como la situación se tensó, un guardia de Yelmo también apareció en la discusión y amenazaron al tuitero con llamar la policía, algo que terminó haciendo él mismo. Pero no salió como él esperaba.

Al final, solo se encontró la opción de entregar la comida, que se trataba únicamente de una bolsita individual de palomitas y de un botellín de agua. La policía le dijo que tenía que entregar los productos y la alternativa, que hubiera sido irse y poner una reclamación, era obvio que no procedía con niños de por medio que tenían la ilusión de ver la película.

¿Pero pueden hacerlo?

Es cierto que Yelmo avisa de la circunstancia de no permitir la entrada de comida ni bebida que no correspondan a su establecimiento, puesto que ellos mismos proporcionan ese servicio al consumidor. Disponen de una serie de carteles donde dejan claro que no está permitido, que se reservan el derecho de admisión y hacen mención específica al decreto 10/2023 del 28 de enero, exactamente al artículo 7.2c. En este artículo se indica que los usuarios deben cumplir con las condiciones que estén especificadas por el establecimiento para poder acceder a las instalaciones.

No obstante, también es verdad que se amparan en otra serie de decretos y en distinta normativa dependiendo de la comunidad autónoma en la que se encuentra cada sala de cine. La idea es que Yelmo busca la letra pequeña y la forma de conseguir tener un punto de partida sobre el cual prohibir a sus clientes que introduzcan comida desde el exterior. Y, en la práctica, al menos a corto plazo, pueden hacerlo. La policía, como se ha visto en el caso del que hemos hablado, se pone del lado del cine y obliga a que el consumidor encuentre una solución al encontronazo. Una solución que evitará que la situación llegue a mayores.

Pero, a largo plazo, la situación es bien diferente. La FACUA se ha encontrado con Yelmo en más de una ocasión en los tribunales a la vista de que este es un tema recurrente. Conocen bien el caso y han llevado a la cadena cinematográfica ante la justicia debido a que consideran que están haciendo uso de una cláusula abusiva en la que, el cine, se aleja demasiado de su principal razón de ser. Ellos mismos indican que trabajan dentro de la categoría de servicios especiales de restaurante, pero no hay que dejar de lado que el motivo principal por el cual el consumidor está pagando, es para ver una película.

No obstante, la situación actual se encuentra en un punto de ambigüedad que, a quien beneficia, es al cine y no al consumidor. Si bien hay algunas regiones de España donde ya existen precedentes que demuestran que son prácticas abusivas, como en Cádiz, no es algo que ocurra en todo el país. Por lo tanto, hay que tenerlo en cuenta y estar preparados a poder tener este tipo de problemas si queremos entrar al cine comida del exterior.

Quizá lo que debería hacer Yelmo para evitar estos incidentes sería reducir los precios de las palomitas, prepararlas un poco mejor, por ejemplo, con un kilo menos de sal por ración, o firmar un contrato con marcas como Belros, El Rincón o similares. Porque al final todo el mundo quiere recurrir a las de esas tiendas a la vista de la relación calidad-precio que tienen.

 

Fuente: adslzone