Las criptomonedas cuentan han revolucionado la forma de enviar dinero de manera anónima a través de Internet y de manera descentralizada. Esto, sin embargo, trae consigo algunos problemas, como la contaminación asociada a su minado por su alto consumo energético o su uso para actividades ilegales. Al no estar reguladas por un banco central, su interpretación legal como dinero hace que su herencia no esté regulada por la ley.

Claves de acceso: «clave» para heredar criptomonedas

Cuando morimos, todos nuestros bienes y activos pasan a nuestros herederos, o al Estado en el caso de que no haya herederos. Sin embargo, con las criptomonedas es más complicado. Para empezar, los monederos o las cuentas de los portales de intercambio donde se almacenan son privados, y se requiere de una clave para poder acceder a ellos. Sin ella, esos activos no pueden ser transferidos o accedidos por otra persona.

Para acceder a ellos, es necesario que los herederos tengan acceso a las contraseñas o claves para poder acceder a esos activos. Lo más cómodo es decírselo en vida, o, si no, hacerlo a través de un testamento en el que quede explicado cómo acceder a esas claves. No obstante, esta opción es bastante peligrosa, ya que un tercero podrá tener acceso a nuestras claves para robar nuestras criptomonedas e ir moviéndolo entre direcciones hasta que se le pierda el rastro. Y, tras ello, recuperarlo puede ser muy difícil o incluso imposible.

Algunos portales permiten heredar

Por ello, algunos portales de intercambio de criptomonedas están integrando la posibilidad de que los herederos puedan demostrar que una persona ha fallecido y así recibir en sus cuentas las criptomonedas. Para conseguirlo, es necesario tener el certificado de defunción, el certificado de Actos de Última Voluntad y el testamento. En este último caso también se puede presentar la declaración de herederos.

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Intercambio de criptomonedas

Las plataformas más populares para comprar y vender criptomonedas, como Coinbase y Binance, aceptan estos documentos como prueba de que el dueño de una cuenta ha fallecido. No obstante, este procedimiento, al ser legal y estar considerado como una herencia de dinero, obligará al receptor de las criptomonedas a pagar el correspondiente Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, el cual varía en función de la Comunidad Autónoma.

Debido a la volatilidad de las criptomonedas, el pago de este impuesto puede variar dependiendo del valor que tengan en ese momento. Por ello, el valor de las criptomonedas heredaras sería el del día y hora en el que falleciera el anterior dueño. Si este proceso se alarga meses, podría darse la situación de que se estén pagando muchos más impuestos con respecto al valor actual de ese activo.

En definitiva, lo más cómodo es permitir el acceso a alguien a nuestra cartera mientras estamos vivos, o en su defecto almacenar la información en soportes físicos, como un pendrive. Con ello, nos aseguraremos de que ningún tercero pueda acceder a nuestra cartera y robarnos las criptomonedas.

 

Fuente: adslzone