Blablacar se suma a la economía colaborativa

La economía colaborativa es una tendencia absoluta en los últimos tiempos. Alquilar nuestra casa con Airbnb o comprar y vender cosas a particulares mediante Wallapop son solo dos ejemplos de cómo este modelo se está instaurando con fuerza en nuestra sociedad, pero no son los únicos.

Y en lo que tiene que ver con los viajes, también. Diferentes plataformas, entre las que destacan Blablacar, han ayudado a potenciar este modo de desplazarse en un vehículo con personas que no se conocen entre sí. Aunque este concepto se utiliza preferentemente para realizar trayectos largos, también se puede aplicar a los recorridos dentro de las ciudades, como por ejemplo para llegar al lugar de trabajo.

Así, en la actualidad, casi un 15% de los españoles ya es usuario de BlaBlaCar. Porcentaje que se eleva al 37% en el caso de los jóvenes entre 18 y 35 años. La distancia media que recorren en cada viaje compartido es de 270 kilómetros, 14 kilómetros más que en 2020, a un precio medio de 12 euros por viaje. Pero, ¿qué hay con ella? ¿Cómo es?

De qué trata

La idea inicial de este fenómeno se basa en compartir los gastos del viaje y todas las plataformas de carpooling insisten en ello. El dueño del vehículo es el encargado de elegir libremente el precio establecido por persona, aunque cada web suele aconsejar una cantidad estimada para cada trayecto.

Por lo general, las recomendaciones de precio se determinan en base a los kilómetros recorridos, el precio medio de la gasolina y del posible peaje y el número ocupantes del vehículo. Si el precio es muy superior al aconsejado, en Blablacar suele pintar de color rojo la cifra para alertar al usuario. Para revisarlo, tienen personas contratadas ‘exclusivamente para ese fin’, tal y como afirman fuentes de la empresa.

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Los ‘principios de la comunidad’ que reflejan en su web parten de la buena predisposición y la confianza mutua de los usuarios. Al conductor se le pide que cuide a los pasajeros y escuche sus solicitudes dentro de lo razonable. También se da por hecho que deben conducir de forma segura y tranquila, concentrados en la carretera y alertas. Y, como norma de cortesía básica, se le pide puntualidad y que deje a los usuarios en el lugar de llegada establecido.

Los pasajeros, por su parte, deben saber que el conductor no es un taxista a su disposición. O lo que es lo mismo: no deberían llegar tarde ni cancelar a última hora, ni tampoco hacer peticiones desmedidas, como un desvío de 45 minutos, por ejemplo. Y debe respetar aspectos como los gustos musicales del conductor o la prohibición de fumar en el coche, entre otras.

Mayor flexibilidad, comodidad y seguridad

Los viajeros y ocupantes pueden ponerse de acuerdo bien a través de mensajes privados a través de la plataforma o, directamente, contactando vía telefónica con las personas que han decidido publicar su número junto al anuncio publicado. Esta opción es la escogida por muchos usuarios debido a la garantía de una mayor inmediatez en la respuesta.

Es también más segura ya que, en caso de algún problema, quedaría un registro del acuerdo establecido entre viajero y ocupantes. En su caso, los viajes no se suelen publicar con mucha antelación. De hecho, no son pocos los casos en los que los conductores logran llenar su coche horas antes del inicio del trayecto. Además del ahorro económico respecto a otros transportes como el tren, el autobús o el avión, muchos usuarios destacan la flexibilidad y la comodidad a la hora de desplazarse mediante este método.

Otro punto clave para el buen funcionamiento de Blablacar es la red de confianza que ha conseguido desarrollar. Los usuarios de la plataforma valoran tanto la sencillez para ofertar o acceder a un viaje como la fiabilidad de las valoraciones. También está la seguridad, por la que esta plataforma de viaje compartido ofrece la posibilidad a los conductores de asegurar cada viaje por 2 euros que se descuentan de la aportación de los pasajeros y que cubren dicho desplazamiento.

 

Fuente: adslzone