Fabricantes como Samsung, LG o Sony ya tienen televisores 8K en el mercado, con las mejores prestaciones y tecnologías al servicio de los usuarios. Sin embargo, la única forma de disfrutar del contenido es a través de streaming en plataformas de streaming como YouTube o mediante archivos locales que incluya la tele o tengamos en casa.

4 veces más resolución, muchas veces menos contenido

Una de las ventajas que ofrecen las Smart TV 8K es que incluyen diversos elementos de procesamiento basados en IA, los cuales permiten reescalar una imagen 4K a 8K y realmente notar una mejora de calidad. A eso se le suma que la mayoría de personas sigue comprando DVD en lugar de Blu-ray, debido a su menor precio, a pesar de que la diferencia de calidad sea abismal.

Por ello, si ya hay poca gente que compre Blu-ray en 4K, en 8K comprarían aún menos. Los fabricantes de reproductores Blu-ray ya apenas sacan nuevos modelos, sobre todo porque no hay mejoras suficientes disponibles como para lanzar nuevos modelos, y mucha gente opta por comprar una consola para usarla también como reproductor 4K. Mientras que un reproductor Blu-ray 4K que reproduce incluso HDR10+ cuesta 169,90 euros, una consola como la Xbox Series S cuesta 299 euros. Fabricantes como Samsung decidieron salirse directamente de este mercado hace poco.

El 8K ofrece cuatro veces más resolución que 4K (33 vs 8,2 millones de píxeles). Sin embargo, a pesar de llevar 2 años en el mercado, apenas se está produciendo contenido en esa resolución. No hay una prisa como la que sí se dio la industria para el 4K, que llegó en formato físico casi a la par que los primeros televisores.

Eso contrasta con el hecho de que el 8K necesita un formato físico más incluso que el 8K, ya que en Internet se requiere de un bitrate de al menos 50 Mbps. El Blu-ray 8K es posible, donde empresas como QuVIS cuentan con un algoritmo de compresión que elimina información innecesaria en el espectro del color azul que no podemos percibir, y pueden incorporar una película en un disco de 100 GB. Además, para Blu-ray en 8K es necesario tener HDMI 2.1, y no hay reproductor Blu-ray más allá de PS5 y Xbox Series X que lo tengan.

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Inconvenientes: falta de códecs y alto coste de producir

El precio de los discos podría ser más alto, donde una película en 4K puede costar 30 euros, una en 8K podría llegar fácilmente a los 50, acercándose ya casi a lo que cuesta un juego nuevo. A eso se suma que tampoco hay un códec claro para usar con 8K, ya que el códec HEVC se queda corto y hace falta un nuevo códec más agresivo.

En la industria audiovisual, la mayoría de contenido se está masterizando en 4K, o como mucho en 6K, a pesar de que lo graben en 8K o 12K. Esto es para poder trabajar con mejor soltura con el contenido, además de que en ocasiones recortan planos o directamente no tienen intención de ofrecerlo a más resolución. Por ello, actualmente apenas hay unos cientos de contenidos en 8K, la mayoría de los cuales son documentales.

Por tanto, la industria está actualmente centrada en ampliar la disponibilidad del 4K, demostrando que los fabricantes de televisores se han adelantado demasiado, y que prácticamente no hay razones para comprarse un televisor 8K en la actualidad. El 8K en formato físico todavía tardará años en llegar, si es que finalmente llega, y para ello será necesario un nuevo códec como H.266.

 

Fuente: Techradar | adslzone