La comodidad, el catálogo o el precio son las principales ventajas de las plataformas de streaming. Por el contrario, el no disponer del contenido en propiedad, no controlar la calidad de reproducción o el riesgo de que nuestro dispositivo se quede sin soporte, se colocan como sus principales problemas. Del primero ya hemos hablado en otras ocasiones y no es más que la diferencia entre tener en casa el Blu-ray de una serie o película o la posibilidad de que este contenido desaparezca para siempre de la biblioteca de nuestra plataforma.

El segundo de los problemas se ha manifestado en las últimas semanas. La alerta sanitaria del coronavirus ha obligada a casi todas las plataformas a reducir su tráfico generado, optando por reducir el bitrate o la resolución. Los usuarios no han quedado conformes con la decisión ya que muchos pagan por acceder a calidades 4K o UHD, como el plan Premium de Netflix. Aunque es una decisión entendible, nos muestra otra de las peores caras del streaming.

Sin app para tu Smart TV o dispositivo de la noche a la mañana

En la últimas horas hemos conocido que HBO Go y HBO Now dejará de ser compatibles con los modelos de Apple TV de segunda y tercera generación este mes. Esto sucederá a partir del 30 de abril y, según la compañía, servirá para “proporcionar la mejor experiencia de streaming para el usuario”.

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Sin embargo, esto no es una excepción. A finales del año pasado, Netflix confirmó que dejaba de funcionar en las televisores Samsung Smart TV de 2010 y 2011 con números de series con C o D, además de en algunos reproductores multimedia de Roku (Roku 2000C, Roku 2050X, Roku 2100X, Roku HD, Roku SD, Roku XD y Roku XR).

Esto en lo relativo a dispositivos que se quedan sin soporte y sin aplicación, pero también tenemos plataformas que directamente ni piensan en estos dispositivos. Sin ir más lejos, Vodafone TV sólo es compatible con Smart TV Samsung (a partir de 2017), Sony (desde 2015) y Philips (desde 2018).

Por su parte, ver Disney+ en una Smart TV pasa por tener modelos LG con WebOS 3.0 (desde 2016), Samsung Tizen (desde 2016) o Philips con Android, entre otros. Es decir, si hemos comprado una Smart TV hace 5 años o más, algo nada descabellado y tremendamente habitual, tendremos que optar por un Chromecast, Fire TV Stick o similares.

Una Smart TV no es un móvil

Uno de los principales problemas del ecosistema de las Smart TV es que se está orientando todo como si fuera un móvil. No obstante, la realidad es que no compramos una Smart TV nueva cada 2-3 años, como si hacemos con el móvil. Sin embargo, los desarrolladores de aplicaciones replican el comportamiento de las actualizaciones de los televisores como en los móviles y eso es un problema.

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Por esa razón, las plataformas de streaming deberían presionar a los fabricantes para asegurar la compatibilidad de sus aplicaciones durante, al menos, 10 años. No se puede entender que haya comprado una Smart TV de alta en 2015 por una buena suma de dinero y ahora tenga que andar buscando soluciones alternativas para acceder a las principales plataformas.

¿Qué os parece? ¿Cuánto tiempo se debería garantizar las actualizaciones?

 

Fuente: adslzone

 

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