El proxy de la compañía de Mountain View, al que se deriva el tráfico cuando activamos la función “compresión de datos” en Google Chrome para dispositivos móviles iOS y Android, permite reducir el ancho de banda consumido en descarga utilizando el protocolo SPDY y el formato de compresión de imágenes WebP, que pocas páginas web utilizan. De hecho, tan solo el 0,8% de los sitios web utilizan WebP como formato para sus imágenes, mientras que el 0,9% se vale de SPDY. Gracias a WebP, por otra parte, las imágenes reducen su peso en un 66,4% de media.

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Tan solo el 9% de los usuarios tienen habilitada la “compresión de datos”, una función que viene por defecto desactivada. Según estadísticas de Google, este 9% de los usuarios cargan sitios web por WiFi en un 78% de los casos, mientras que el 3G ocupa el 11% y, por detrás, las conexiones 4G y 2G se utilizan en un 9% y 1% respectivamente.

La compresión de Google Chrome tiene un coste

El proxy de Google Chrome sólo ofrece una velocidad de descarga más rápida cuando estamos cerca de un centro de datos de Google, mientras que en el resto de casos la velocidad de navegación se reduce en cierto modo. Por otra parte, sitios web con un elevado ritmo de actualizaciones pueden visualizarse desactualizados, dado que estaremos recibiendo una versión ya “procesada” del sitio web. En este sentido, el proxy de Google entra en conflicto con los bloqueos de sitios web a nivel nacional, puesto que la identidad del tráfico se deriva, algo que no contenta a los organismos legisladores. Por lo tanto, reducir el consumo de datos es posible, y Chrome cumple con este aspecto, pero a coste de algunos otros aspectos no tan positivos.

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Fuente: Google System | adslzone