El terminal de Apple ha cambiado por fuera, pero muy poco. En su favor, el acabado de cristal para la parte trasera lo hace visualmente más atractivo y con un mejor tacto. Se agarra adhiere mejor a la mano, y luce nuevos colores como en casi toda nueva generación. Pero es más pesado, y más grueso, a pesar de que ha perdido por el camino algo de capacidad de batería. Y Apple no se deshace de la ‘joroba’ de su cámara, que vuelve a ser de 12 megapíxeles. Así que, por diseño, pocos cambios y bastantes de ellos en su contra, principalmente por el bajo aprovechamiento del frontal, con un ratio del 65% –aproximadamente- ocupado por su pantalla de 5,7 pulgadas.

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Una bestia encerrada en un cuerpo obsoleto: así es el iPhone 8

El chipset es una ‘bestia parda’ sin precedentes. Al iPhone 8 no se le puede negar que es más potente que cualquiera, y que su configuración de seis núcleos para la CPU rinde sobremanera. La GPU también tiene un rendimiento espectacular, y sorprende especialmente con apps de realidad aumentadaque por el momento son pocas-. Pero de poco sirve este rendimiento en una pantalla IPS de 4,7″ con resolución 1.334 x 750 píxeles, evidentemente inferior a la de cualquier modelo en estos precios.

A su favor, el iPhone 8 cuenta con carga inalámbrica, una cámara de 12 megapíxeles que trabaja bien con poca luz gracias al procesamiento por hardware de la imagen y a la introducción del estabilizador óptico de imagen, y un mejorado sistema de audio en estéreo que sí está por encima de sus rivales. Pero no es una compra recomendable para casi ningún perfil de usuario. Es un salto desde los iPhone 6 y anteriores, pero no desde los posteriores. Y si quieres el iPhone ‘de este año’, el de verdad, ve a por el iPhone X. Es el único de los tres que realmente puede competir de tú a tú con el resto de terminales gama alta de este año.

 

Fuente: adslzone