El último informe presentado por GfK confirma que la aceptación por parte de los usuarios a los televisores 3D es nula a pesar de haber salido a la venta hace dos años. Fue en Navidad de 2010 cuando llegaron al mercado pero su acogida ha sido muy discreta, llegando a sobrevolar la palabra "fracaso" la definición de sus ventas. Mientras en EEUU apenas un 5% del parqué de televisores vendidos cuenta con esta tecnología, en España se reduce a que solo 2 de cada 100 televisores vendidos en este tiempo son tridimensionales.

Los fabricantes reconocen que la situación no era la esperada. "Las expectativas eran muy altas de inicio y no se han cumplido. La crisis y el elevado coste de producir contenidos han lastrado el mercado", señalan desde Panasonic en un artículo que publicó El País. "En cualquier caso, apenas han pasado 18 meses y creo que aún no se puede hablar de fracaso, lo será si dentro de cuatro o cinco años seguimos igual", explica un responsable de la compañía.

Desde Samsung consideran que otra tecnología como la llamada Smart TV que se conecta a Internet ha superado a las tres dimensiones. "El 3D no ha muerto, pero creemos que será simplemente una opción más de contenido dentro de la tele conectada", indican desde el fabricante asiático. No en vano, la falta de contenidos 3D está siendo la principal lacra para que no despeguen estos equipos.

Sin contenidos y con un alto precio

Más allá de Canal+, que emite en 3D algunas películas, documentales, partidos o conciertos, acceder a contenidos tridimensionales en el hogar es complicado por la ausencia de oferta. Algunos títulos en Blu-ray incluyen 3D pero adquirir estas películas es caro (a partir de 25 euros) y en un contexto económico como el actual es obvio el porqué los usuarios no están dispuestos a asumir estos pagos. Aunque hay un mayor número de videojuegos en 3D, éstos no motivan más que a un sector específico de usuarios.

El precio de los televisores tampoco ayuda a su despegue. Los modelos más económicos se pueden adquirir por 600 euros, pero a ello hay que sumar el coste de las gafas necesarias -algo que además incomoda a un amplio espectro de usuarios-. Éstas pueden salir por hasta 60 euros la unidad, lo que supone un alto precio para toda una familia. La opción alternativa 3D sin gafas que ofrece por ejemplo Toshiba es excesivamente cara a día de hoy (sobre los 9.000 euros), por lo que queda descartada esta opción como revulsivo que impulse las ventas.

Mal panorama, por tanto, el que se presenta al sector si no cambia su estrategia de forma inminente. En el horizonte se atisban los primeros televisores con alta resolución (4K) y en caso de no adaptarse a las posibilidades reales de las familias a día de hoy es posible que los fabricantes vuelvan a toparse con un nuevo fracaso a pesar de rehuir de esta palabra.

 

Fuente: adslzone