El 26 de octubre llegarán al mercado los primeros equipos con Windows 8. Las expectativas ante su lanzamiento, visto el profundo cambio que vivirá respecto a la anterior versión, son muy altas, pero a éstas no les falta la controversia que suele acompañar a los productos de la comopaía de Redmond. En esta ocasión hablamos del entorno cerrado que pretende crear Microsoft con el nuevo software UEFI (Unified Extensible Firmware Interface) sustituto las antiguas BIOS.

Como leemos en Nación Red, la inclusión del nuevo software en los equipos con su próxima plataforma impedirá al usuario instalar cualquier otro sistema operativo en el ordenador. Incluso, las antiguas versiones de Windows como Windows 7 o Vista quedarán excluidas por incompatibilidad con el nuevo sistema. La intención de la compañía sigue pasando por que los fabricantes de hardware que comercialicen equipos con Windows 8 incluyan una clave de validación única. El gigante norteamericano asegura que así se podrá minimizar la "piratería" y evitar el software malicioso.

Sin embargo, este impedimento deja en el camino unos daños colaterales muy graves, puesto que se reduce drásticamente la libertad del usuario para poder instalar en su equipo el software que le venga en gana. Así, en caso de que adquiramos un equipo con Windows 8 y este no nos convenza y prefiramos instalar Windows 7 como sistema operativo u otra alternativa como Ubuntu, nos será imposible a menos que se dé una solución desde las desarrolladoras de GNU/Linux, que ya han confirmado que trabajan en claves de seguridad propias y que la próxima versión del núcleo de Linux soportará UEFI.

La controversia se vuelve a abrir después de que hace un año conociésemos las intenciones al respecto por parte de Microsoft. La esperanza por entonces residía en que el gigante norteamericano cediese y permitiese
deshabilitar esta opción para que se pueda ejecutar código de otros desarrolladores. Esta opción gana enteros si la compañía no quiere ser acusada de prácticas monopolísticas y es posible que se dé en equipos con procesadores Intel o AMD. Menos dispuesta parece en cuanto a equipos con procesadores ARM, es decir, fundamentalmente las tabletas. En cualquier caso, una confirmación oficial serviría para aclarar definitivamente el caso.

¿Seguirá adelante Microsoft con esta polémica decisión? Con el fin de evitarlo, desde la Freedom Software Foundation continúa la campaña de recogida de firmas para permitir un uso sin restricciones de los equipos por parte de sus legítimos propietarios.

 

Fuente: adslzone