Las grandes editoriales han venido mostrando su indignación desde hace unos años respecto a la "piratería" en Internet y su supuesto auge sin parangón en el caso español. Desde que se conociesen los planes para la creación de la Ley Sinde han sido una parte activa en la petición al Gobierno para acelerar los trámites y que se apruebe la que consideran solución para acotar las que llaman "descargas ilegales".

El último informe del Observatorio de Piratería y Hábitos de Consumo de Contenidos Digitales ha cuantificado en un 49,3% la tasa de piratería en el sector del libro digital. De este modo, uno de cada dos libros que los usuarios descargan a sus ebooks se adquieren fuera de las tiendas online.

El director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España, Antonio María Ávila, ha puesto el grito en el cielo ante semejantes cifras, ya que considera "alarmante" que la tasa haya aumentado un 40,46% respecto al primer semestre de 2010. "No existe novedad que se saque que no sea inmediatamente pirateada", explicó con rabia Ávila, a quien no sorprende que su sector sea en el que se experimenta un mayor aumento en la tasa de "piratería" debido a que "los otros ya están machacados".

En su lamento no se olvida de las autoridades españolas, cuyo trabajo contra la piratería no cree que sea contundente. Asimismo, volvió a incidir en la necesidad de la puesta en marcha de la Ley Sinde, cuyo Reglamento no entiende por qué se está retrasando tanto. "El origen de la piratería está en 12 ó 13 páginas web y, si se cerraran, las descargas ilegales estarían en unos límites tolerables", remarcó.

Para poner el punto y final a su intervención, Ávila lanzó una amenaza no escasa de polémica. "De continuar esta situación los editores españoles tendrán que trasladar sus negocios a países que luchen de forma más efectiva contra la piratería", aseguró en declaraciones recogidas por Público. Llama poderosamente la atención que un sector cuyo esfuerzo por adaptarse a los nuevos tiempos surgidos del avance tecnológico y de la masificación de Internet haya brillado por su ausencia. El más claro ejemplo es el precio que tiene un libro electrónico y un libro en formato papel, cuyas diferencias son mínimas. ¿No sería más sencillo adaptar el modelo de negocio que trasladarse a otro país?

 

Fuente: adslzone