
Unas de las partes más importantes de un proyecto de diseño es saber elegir las fuentes, o tipografías, que mejor peguen con la apariencia del diseño. Independientemente de los efectos que demos, como delinear el texto, la fuente es un elemento muy importante de nuestra creación. Cuando instalamos una fuente en Windows, por ejemplo, esta pasa a estar disponible automáticamente para todo el sistema operativo y para todas las aplicaciones. Sin embargo, ¿qué pasa si no es así? Un problema muy frecuente del editor GIMP es que no reconozca las fuentes del sistema operativo. Y por ello, no nos deja usarlas.