Primera, “si no necesitas una aplicación, no la instales“:

En el día a día, son muchas las páginas web que ofrecen programas de muy diversa índole, curiosos, llamativos, mayormente fruslerías. Tanto si la fuente es fiable como dudosa (mucho más en este último caso), conviene investigar antes qué aplicación nos están ofreciendo, y llegado el caso buscar su descarga en sitios de probada fiabilidad, como Softonic u otros.

Segunda, “si instalaste la aplicación, mantenla actualizada“:

De nuevo volvemos al sentido común: los errores de seguridad en las aplicaciones están al orden del día, y la única forma para permanecer lo más seguros posible frente a sus vulnerabilidades es mantenerlas constantemente actualizadas, algo que por olvido solemos pasar por alto.

Tercera, “si ya no necesitas esa aplicación, desinstálala“:

El desorden es un mal compañero para la seguridad del sistema. El usuario medio suele instalar cuanta pieza de software se le presente con cierto interés, y con el tiempo se llega a tener un verdadero maremágnum de programas inutilizados y desactualizados. Conviene dar un repaso de vez en cuando y hacer limpieza de aplicaciones no usadas.

Como avisábamos, se trata de tres reglas básicas que rayan el sentido común, pero que las prisas o el despiste suelen hacernos olvidar con demasiada frecuencia. Sirva este artículo como recordatorio.

 

Fuente: muyseguridad