Nada más sacarlo de la caja, el Galaxy S II reluce. El enorme panel delantero esconde una pantalla Super AMOLED Plus que, una vez encendido muestra un abanico de colores muy real. Los responsables de la empresa no dudan en recordar la presencia de la tecnología RealStripe que no hace más que aumentar un 50% la cantidad de subpíxeles empleados en la fabricación de la pantalla. A falta de probarlo, Samsung afirma que esta tecnología reduce el consumo de energía, y por tanto cuenta con mayor eficiencia energética frente a otros terminales de similares dimensiones.

El teléfono es bastante grande, pero 4,27 pulgadas de pantalla lo justifican. Sus 125,3mm de largo x 66,1mm cabe perfectamente en la palma de la mano aunque está al borde de rozar los límites de comodidad de uso (es cierto que yo tengo las manos grandes, quizá esto me permita manejarlo cómodamente). En cuanto a grosor, entra en la categoría de los ultrafinos con tan solo 8,49mm.

El colorido y brillo de la pantalla es muy real, recuerda a la sensación durante la primera toma de contacto que hicimos con la Retina Display del iPhone 4. Una vez desbloqueado y configurado el terminal para su primer uso, nos encontramos con un Android 2.3.3 Gingerbread.

La cámara, al igual que en la Galaxy Tab 10.1v que mostramos ayer, es de 8 megapíxeles. Cuenta además con una cámara frontal de 2 megapíxeles para hacer videoconferencia (función que viene integrado en la propia aplicación de telefonía del teléfono y que probaremos en los próximos días.

Todo esto lo lleva un motor de doble núcleo a 1,2 GHz, convirtiéndolo en uno de los teléfonos más potentes del mercado. En las pruebas de Quadrant Standard conseguimos una media de puntuación de 3000 (el Nexus One y modelos parecidos no consiguen ni llegar a 1500).

Lo vamos a seguir probando en los próximos días. Comentadnos las pruebas y características que queráis que analicemos a fondo para preparar un análisis a medida. La primera impresión es buena, veamos la primera inmersión profunda...

Fuente: adslzone