Cuando los operadores de cable entraron en el mercado, Telefónica aprovechó su despliegue, gracias a su pasado como empresa pública, para colocarse en una posición de dominio con respecto a las nacientes competidoras. Éstas se vieron obligadas entonces a alquilar los diferentes equipamientos de la compañía privatizada para poder ofrecer servicio a sus clientes. Ello, obviamente, suponía grandes dificultades para el desarrollo de operadoras alternativas y unos cuantiosos beneficios para Telefónica, que se complementaban con los obtenidos por el servicio prestado directamente a sus numerosos clientes.

Pero poco a poco comenzaron las diferentes estrategias para intentar acabar con el abuso que la compañía ejercía gracias a ese monopolio obtenido a partir de su proceso de privatización, cuyo modelo se ponía a partir de entonces en entredicho. En primer lugar, se puso en marcha un proceso de desagregación en el acceso al bucle del abonado (cable que va desde la central hasta el hogar de éste) por parte de las diferentes operadoras, es decir, éstas comenzaron a arrendar el bucle completamente, para poder utilizar la totalidad del espectro de frecuencias disponible. Ello permitió a las operadoras instalar sus propios equipos en las centrales de Telefónica y alquilar así el bucle del abonado.

A pesar de ello, las tarifas seguían siendo abusivas, y en 2001 llegaba a los 13 euros mensuales que las diferentes compañías debían abonar a Telefónica para acceder al cable de sus propios clientes. Pero entonces la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones comenzó a actuar, e incluso en 2006 instó a France Télécom, Jazztel y Ya.com a interponer demandas contra la actuación monopolística de la compañía privatizada.

Desde aquel 2001, las tarifas que ésta cobra por el alquiler de los bucles desagregados han ido descendiendo año tras año hasta situarse en los 7,79 euros en 2008. Pero este mes, Telefónica ha aprobado una tarificación de 8,32 euros, es decir, un aumento de 0,53 euros, rompiendo así con esa tendencia a la baja. No obstante, CMT ha comunicado que ello supone incurrir en un sobrecoste del servicio, por lo que el precio será revisado.

Parece que el monopolio que una vez ejerció Telefónica está cada vez más lejos, y en 2010, la cantidad de bucles desagregados (es decir, alquilados por otras operadoras) fue de casi 2,5 millones de líneas, o lo que es lo mismo, un 23,7% de las más de 10 millones de líneas de banda ancha. De éstas, Telefónico aún se reserva el 52,21% (frente a un 59,50% en 2003), mientras que el resto de operadoras cuenta con un 27,90% (frente al 0,70% de aquel año).

La medida aprobada por la CMT beneficia a Movistar y perjudica claramente a los alternativos, sin embargo, no parece que la subida se vaya a trasladar al usuario final.

 

Fuente: adslzone