25-12-2010 - Aquí va el ya tristemente famoso artículo de Bardem y la máquina copiadora de tomates.

Articulo del pais de Bardem

Bailaré sobre tu tumba
donde escondes postergado
el cariño que me has dado
y ahora tildas de locura. (Siniestro Total)



Word me subraya “ramoncinesca” con su dentada línea roja. No lo reconoce, como no lo reconocería ninguno de los artistas, escritores o “creadores” que se niegan a leer sus palabras desde los ojos del internauta. El internauta, es decir, el ciudadano de hoy en día, no puede más que troncharse de la risa cuando escucha opiniones tan desacertadas como las de Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Javier Bardem o Teddy Bautista. Sobre todos ellos, sin saberlo, pende ya una castiza espada de Damocles, la cruel capacidad de la red para ramoncinizar al ignorante, al soberbio y al desaforado.

En este nuevo mundo virtual el igualitarismo es la tónica y aquél que se dirige a la gente como si hablase con chusma, con aires de grandeza y haciendo uso de su ética ramoncinesca, cae en un insondable mar de mofas, sobre todo si se enfrasca en absurdas metáforas que reducen su cultura a la horti-cultura. No puedo dejar de pensar en la cantidad de tomatazos que puede recibir el tan oscarizado como, a partir de ahora, ramoncinizado Bardem.

Pero, aunque todos los que leen estas líneas comprendan intuitivamente qué es la ética ramoncinesca, se debe explicar en cierta profundidad para que el adjetivo se separe del fatuo que pretendía cobrar por su nombre.

Así como no pensamos en Dante cuando decimos dantesco, en Kafka cuando hablamos de lo kafkiano o en Sade cuando nos referimos al sadismo, debemos separar al pequeño Ramón de su epíteto. Dicho sea en defensa del rockero que últimamente no ha dicho “esta boca es mía”. Al César lo que es del César y al Rey su pollo frito.

Para aclarar el asunto, pongamos un ejemplo de proceso de ramoncinización en ciernes:

Está siendo duramente ramoncinizado Bardem por su absoluta ignorancia con respecto a la ineludible reconversión que está sufriendo su mundo. Además, se le adscribe a una forma de izquierdismo sospechoso, anclado en el nepotismo y con afanes plutócratas. Todos aquellos susceptibles de ser ramoncinizados comparten estas características: ignorancia de lo que supone internet socialmente, camuflaje izquierdista en defensa de la opulencia y, sobre todo, arrogancia. Otro de sus rasgos definitorios es monopolizar la imagen revolucionaria. Quizá lo que más les moleste a los defensores de la ética ramoncinesca y el espíritu de la tomatina sea que otros se rebelen, y, ¡anatema!, contra los que tienen la patente de la rebeldía.

Nos hacen pensar que, desde su ultrarramon-cinismo, consideran que deberíamos pagar canon por rebelarnos. Imaginaba Bardem, quizá, que esta primavera-verano se iba a llevar otro tipo de rebeldía y que él sería el que debiera liderarla. ¿Qué hacen miles de don Nadies monopolizando las protestas? Sin líderes conocidos, sin grandes eslóganes ni proclamas, quién saca partido de todo esto? Bardem, por ejemplo, supone que hay gente haciéndose millonaria mientras comparte archivos, Simancas sugiere una conspiración de los proveedores de internet o del PP. ¿Alguien se tiene que estar forrando? Estimados actores, políticos y demás defensores de la obsoleta industria del entretenimiento: se cree el ladrón que todos son de su condición. Aquí les escribe un parado, allí un mileurista, gente común que, simplemente, ha encontrado en la red el único refugio libre de expresión y de protesta que nos queda hoy.

Es la obsesiva y mezquina defensa de la opulencia y sus excesos lo que enerva definitivamente a la población. Y, sin embargo, en un país con nueve millones de mileurista y más de cuatro millones de parados, a pesar de lo que la gente tiene que soportar, las tonterías recurrentemente publicadas por EL PAIS y otros medios con respecto a la Ley Sinde se toman con un sentido del humor del que cualquier artista debería tomar nota. En el lado opuesto, tenemos el discurso violento de los que, como Bardem, hablan de “orgías del crimen” o “bacanales de violaciones a terceras personas”. Tales comentarios nos dejan perplejos un instante para descubrirnos al momento borrachos de risa a mandíbula batiente.

Pero no dejemos que nuestra risa nos desvíe del objetivo. Recordemos a los que verdaderamente hay que enfrentarse en esta lucha por mantener la libertad. No son los Bardem, ni los Alejandro Sanz, ni siquiera los Elvira Lindo (me imagino a Manolito Gafotas bajándose a Harry Potter y siendo partícipe de esta “bacanal de violaciones”, perdón por el inciso) Javier Marias o Fernando Savater. Todos ellos han recibido su dosis de ramoncinización necesaria en la red. El político que, aparte de Sinde, se debe tener muy en mente es Rubalcaba. Después de la victoria moral y política de los internautas con su presión al congreso, el PSOE muestra su mayor baza haciendo aparecer en escena al vicepresidente. Rubalcaba, el terror de los terroristas, el de los estados de alarma y la victoria frente a los privilegios de los controladores está cargado de medallas políticas para liderar la siguiente refriega.

Hemos tenido un momento de euforia y los derrotados han tenido una respuesta ridícula, infantil, absurda, hilarante. El marcador dice: Libertad 1- Reacción 0. Pero no nos olvidemos de que se presenta una segunda batalla y que el contrincante ha aprendido la lección. Debemos estar preparados, seguir escribiendo -cuando sea pertinente- a diputados, periódicos, blogs; seguir hablando con amigos y conocidos sobre lo que supone la Ley Sinde o la que le suceda. La Ley Sinde morirá bajo el mismo arma que llevó al PSOE al gobierno, la hiperpolítica, el “pásalo”. Esta lucha merece la pena, han sido días de enorme alegría en un país en depresión. Ya podemos decir: “que nos quiten lo bailao”, pero queremos bailar sobre sus tumbas.


Reproducido de El Blog de Ioanes Ibarra

Fuente: internautas