“Una vez tengan en su poder esos datos, los ciberdelincuentes pueden utilizarlos para venderlos a la competencia, lanzar ataques contra la empresa, e, incluso, chantajearla”, explicó Jocelyn Otero, directora de Marketing de BitDefender para España, Portugal y Latinoamerica.

El componente de backdoor ayuda al troyano a registrarse como un servicio para poder recibir las órdenes de su creador, mientras que el componente de software espía envía datos acerca de los archivos que hay en el equipo, el sistema operativo, los procesos que se están ejecutando en el ordenador, etc., a la misma vez que también hace capturas de pantalla de los procesos en curso.

 

Fuente: muyseguridad