El tema recobra un especial interés cuando el proyecto sobre el cual hablamos de fracaso es de Google Wave porque, en palabras del vicepresidente de la compañía, "la gente no estaba preparada para eso". Lo cierto es que el proyecto tenía su interés y, de algún modo, era innovador; pero más cierto es que al todopoderoso buscador se le atragantan este tipo de servicios. Aquí no funcionó Orkut, acaba de cerrar Wave y tampoco está funcionando Buzz, el último intento para competir con las redes sociales, cada uno enfocado desde un punto de vista diferente, pero ninguno con éxito. No han conseguido dar con la tecla que consigue atraer a varios millones de usuarios como ya hicieron con su dominador algoritmo de búsqueda o con la enésima revisión de un servicio de correo electrónico.

Sin embargo, pese a los fracasos, Google no deja de crecer. En pocos años se ha convertido en un mastodonte de Internet que ya no es sólo un buscador o una empresa de publicidad, sino algo mucho más grande. Pese a que casi todo su negocio se realiza al son de los ingresos publicitarios, el gigante norteamericano no deja de extender sus tentáculos hasta áreas que, si bien a veces pueden resultar sorprendentes, son completamente lógicas cuando se miran con detenimiento. Desde las redes de fibra óptica hasta la televisión o los móviles. Parece claro que el boom del buscador debe de tener un techo y que tarde o temprano le llegará una competencia que empiece a hacerle daño así que, aprovechando el viento favorable, se buscan negocios donde asentarse, donde multiplicarse para convertir la inversión en estable y no ser presa de una segunda burbuja punto com. Y se siguen estudiando fórmulas, incluso algunas que hacen tambalearse la filosofía de la empresa.  Asentar el crecimiento en algo rígido es clave y volcarse en intangibles es un riesgo demasiado alto cuando hablamos de una de las compañías que están definiendo, junto con todos los usuarios, el destino de Internet.

Las otras dos empresas con ganas de jugar un papel importante son conocidas por todos, Microsoft, porque siempre ha estado ahí y cuenta con recursos para seguir estándolo, y una renovada Apple bajo la influencia (casi divina) de Steve Jobs. Cada una con su modelo. Lo curioso es ver lo rápido que han cambiado los guiones. Apple veía un futuro negro y ahora, pese a mucha tienda de aplicaciones que tenga, su negocio esta en el hardware; los iPods, iPhones, iMacs y todas esas cosas con una "i" minúscula que tan buenos resultados les da en los últimos años. Cuenta con software, claro, pero no deja de ser parte de ser un extra para un envoltorio mucho más grande con un diseño cuidado al milímetro. Microsoft, por su parte, normalmente se ha dedicado a vender software, ya sea en forma de sistemas operativos, clientes de mensajería instantánea o videojuegos. Precisamente cuando todos estos límites se hacen difusos es cuando desde RedMon plantean una nueva estrategia en la que se incluyen móviles, tablets, reproductores de música (Zune) y demás; pero su negocio principal sigue siendo la venta de software de escritorio, ya sea vendido en un DVD o en una tienda virtual.

Es esencial destacar esto en cuando volvemos a Google, de quienes difícilmente podemos ver un DVD firmado. Google quiere ir más allá del buscador, quiere hacer aplicaciones, pero quiere llevarlas a la nube. Que cuando utilicemos una aplicación lo hagamos desde el propio navegador (aquí el fundamento de Chrome OS) e interactivo con todos los servicios que ofrecen al mismo tiempo con la total seguridad de que los datos estarán siempre ahí, en algún sitio, pero a salvo. Por eso se chocan incansablemente contra el muro de las redes sociales, porque se trata de una pieza esencial dentro del puzle de tener todo en un mismo sitio. Porque Google, pese a tener mucho y probar con todo, sigue buscando su sitio para que no entren más en la sala.


Fuente: adslayuda