El primer borrador oficial contrasta claramente con los anteriores que llegaron a manos de la prensa de forma filtrada. En algunos de ellos se preveía la posibilidad de hacer responsables a los operadores de los contenidos que circulaban por su tráfico, haciendo de estos una especie de "policía del copyright". Esto parece haber quedado atrás en el futuro ACTA, aunque también hay que mencionar que en el texto de 39 páginas hay numerosos corchetes, lo que implica las discrepancias entre los países negociadores.

Si bien sólo Estados Unidos pretende llevar al documento oficial el sistema de desconexión de tres avisos, se especifica en el borrador que hay que tomar medidas contra los infractores del copyright. En cualquier caso, los operadores se verán obligados a demostrar su inocencia en caso de presuntas infracciones por parte de sus clientes acreditando que dichas infracciones proceden de métodos automáticos que escapan a su control así como que previamente hayan demostrado una correcta aplicación de las normas antipiratería. Japón aboga por el entendimiento entre proveedores de Internet y autores para salvaguardar los derechos de éstos de una forma conciliadora.

Eso sí, la Comisión Europea confirmó que no son los usuarios, es eslabón más débil de la cadena, los principales sospechosos a perseguir: "Este texto demuestra que el objetivo general del ACTA es dirigirse a infracciones de derechos de propiedad intelectual a gran escala, que tienen un impacto económico significativo". "El ACTA no llevará en ningún caso a una limitación de los derechos civiles o al acoso a los consumidores", aseguró. Esto choca de lleno con recientes legislaciones aprobadas en países europeos como Reino Unido y Francia.

En cuanto a la lucha contra la falsificación, uno de los avances del tratado, según de puede leer en el borrador, es la facilidad que se pretende dar a los creadores europeos para que presenten denuncias en los estados terceros donde se reproducen de forma fraudulenta sus obras.

A pesar de todo esto, conviene recordar que de momento el ACTA sólo es un borrador y no hay acuerdo definitivo, por lo que las negociaciones podrían aún dar un vuelco. No es cuestión de sospechar por sospechar, sino que ha quedado demostrado durante todo este tiempo los tumbos que ha ido dando un texto que a buen seguro no acabará siendo aplaudido por todos a partes iguales.


Fuente: adslzone