El funcionamiento es que tu pones en tu navegador www.google.es y esa petición pasa por un servidor de nombres, lo que conocemos como DNS, que traduce ese nombre a 209.85.299.99, con lo que llegamos a donde queremos sabiendo el nombre y no teniendo que memorizar interminables listas de números.

El problema es que las combinaciones posibles de esos 4 punteros o octetos se están acabando. Ya están asignadas el 90% de las ip de este tipo que se pueden crear, con lo que las alarmas han saltado, y no ahora, sino hace tiempo.

La solución no es complicada, añadir más octetos, dos en concreto, con lo que hablamos de Ipv6, direcciones de 6 octetos en vez de 4 y asunto solucionado. Por poco que estés actualizado, ya tu sistema operativo, el conflictivo Vista sin ir más lejos, está preparado para este nuevo tipo de Ip.

El problema radica que son incompatibles. Un sitio Ipv4 no se puede ver si estas usando Ipv6, cosa que habrá que hacer obligatoriamente dentro de poco, y viceversa, si continuas con Ipv4 no podrás ver sitios Ipv6.

El caos de una migración de absolutamente todos los sitios de Internet de un protocolo a otro puede ser homérico si no se hace paulatinamente y con tiempo de sobra, y eso es precisamente lo que se acaba junto con las Ipv4, el tiempo.

Claro que la piedra filosofal que dejaría en tontería este enorme problema seria, simplemente, encontrar la forma de hacer compatibles las Ipv4 y las Ipv6. Hasta ahora no se ha conseguido, así que si alguien tiene un rato libre, que se ponga al asunto, que si lo consigue, alguna estatua en algún parque le pondrán.


Fuente desde: adslayuda