22-01-2010 C. David Carrón / La Razón

Tiempos de crisis

La versión oficial es que esta decisión corresponde al proceso de «modernización y adaptación a los tiempos de crisis» que vive la entidad en el caso de SGAE se trata de una «reestructuración de plantilla», y en el de Fundación Autor al cambio de negocio que ha propiciado el mercado. Entre los trabajadores se tiene la sensación de que ésta es la respuesta a la petición que realizó el jueves de la semana pasada el Comité de Empresa para que el Ministerio de Cultura interviniera en la entidad. Las razones que esgrimieron los responsables a cada uno de ellos fue, según los casos, «falta de productividad» y, en otros, «razones organizativas». El Comité de Empresa de la sociedad denunció hace unos meses un «ERE encubierto», pues la propuesta de la dirección de recursos humanos enviaba al paro a un buen número de trabajadores para que se inscribieran a cursos de formación con la promesa de contratarlos cuando se hubieran «reciclado». En SGAE aseguran que la crisis económica también les está afectando tanto como a otros sectores, pues ya en 2008 recaudó un 10,5 por ciento menos que el año anterior.

La cúpula de la entidad, dirigida por Eduardo Bautista, ha decidido emplear mano dura al final de una tensa semana, pues durante la última Junta General de la entidad hubo un serio enfrentamiento con los editores, como reconoció el jueves el propio Bautista. Su liderazgo, que ha levantado suspicacias en amplios sectores de la sociedad, empezó a ser cuestionado el año pasado tras la crisis de imagen que sufre la entidad. Las críticas se han agravado, lo que podría adelantar el fin de su mandato, previsto para junio de 2011.

«Tarifas inequitativas»

No es el único varapalo que ha sufrido la entidad esta semana, pues el lunes se hizo público un informe de la Comisión Nacional de Competencia que la acusaba a ésta y a otras siete sociedades de derechos de autor de «abuso de posición de dominio», «tarifas inequitativas» y «falta de transparencia». En la subcomisión de Propiedad Intelectual del Congreso de los Diputados, algunas entidades se desmarcaron de la actuación de SGAE asegurando que sus prácticas no son comparables con las del gigante de los derechos en España.


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