Molina explica, por ejemplo, que "en la Universidad de Deusto, en Bilbao, cuando se ha organizado un certamen de tunas, cobramos entrada, pero no con ánimo de lucro, sino tan sólo para sufragar el viaje y el alojamiento de los participantes, con lo que si la SGAE nos cobra por la representación en el teatro, acabamos perdiendo dinero".

En su opinión, la ambición recaudadora de la sociedad gestora de derechos es tal, "que van a acabar exigiendo el pago a la gente que toca el acordeón o la guitarra en el metro para poder vivir". Y es que a la entidad que preside Teddy Bautista, todo eso parece importarle más bien poco cuando hay dinero de por medio. Si cobra por festivales solidarios, las bodas, bautizos y comuniones, ¿cómo no va a cobrar a las tunas?

La SGAE ha mantenido siempre que tiene que cobrar por las obras que están protegidas por los derechos de autor, por lo que si las tunas interpretan una obra popular de carácter anónimo, en principio no habría ningún problema. Pero si cantan, en cambio, una adaptación de otro autor, deben pasar por caja.

Lo curioso, sin embargo, es que el pago no se hace en otros certámenes. Parece ir por barrios. Distintos miembros de tunas de magisterio en Burgos y Segovia mantienen así que "aunque sabemos que hay otros compañeros que sí que están teniendo problemas con la SGAE, a nosotros nunca nos han cobrado nada". La razón, según explican fuentes próximas a la organización, estaría en que los inspectores trabajan a comisión y no todos intentan recaudar en los mismos sitios, aunque eso genere un despropósito legal.


Fuente desde: bandaancha