La Corporación para la Asignación de Nombres y Números de Internet había firmado, en 2006, un acuerdo con la administración norteamericana por el que se le concedía el derecho de veto a toda decisión de esta organización privada sin ánimo de lucro a cambio de unas ventajas que podríamos resumir en una sola: el sobrevivir y que sus funciones de gestionar los dominios de la Red no pasaran, previo desmantelamiento de la ICANN, a un departamento oficial.

En Europa, a raíz de la inminente caducidad del actual status quo, se han levantado multitud de voces, encabezadas por Viviane Reding, Comisaria Europea, que sostenían que no era normal que un solo gobierno ostentara el control de una Red usada por centenares de millones de personas de todo el mundo y toda nacionalidad.

En este estado de cosas la administración Obama ya ha hecho llegar a la ICANN su postura, consistente en que le importa un solemne pito que acabe o no el acuerdo, que las cosas van a seguir exactamente como hasta ahora, se firme uno nuevo o no.

El último gran aporte de los Estados Unidos de Norteamérica a Internet en lo referente a su relación con la ICANN, no le quitemos méritos anteriores, fue el impedir que se crearan dominios .xxx para sitios con contenido para adultos, pero no para todos, solo para los que quisiesen ver porno.


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