El parpadeo es uno de los principales inconvenientes del LED barato

Las bombillas halógenas funcionan a través de calentar un filamento, mientras que las fluorescentes funcionan a través de cargas eléctricas que se le aplican a un gas. En el caso de las bombillas LED, una corriente de electrones se aplica a un semiconductor con un compuesto químico concreto, el cual se ilumina de un color u otro.

Las luces LED requieren un voltaje bajo, y la luz que dan depende del circuito en sí, ya que se encarga de transformar la corriente alterna que le llega. Sin embargo, muchos de estos circuitos son insuficientes para reducir las variaciones del voltaje, y esto genera parpadeo (conocido como flicker en inglés).

Algunas luces LED parpadean mucho, otras un poco, y otras prácticamente nada. Esto es algo que es difícil de ver a simple vista cuando elegimos una bombilla u otra, ya que la clave está la circuitería. Esto ocurre también en las fluorescentes, mientras que en las halógenas no pasaba porque el filamento se mantenía caliente con cada ciclo de electricidad que le llega.

El parpadeo es bastante perjudicial para la salud, pero no nos damos cuenta porque no lo vemos; al igual que ocurre con los televisores y monitores, que parpadean y tienen LED por detrás (menos en el caso de las OLED). Esto puede provocar dolores de cabeza, así como cansancio ocular, además de interferir con el control del movimiento de los ojos.

La UE tiene que crear un etiquetado para diferenciar las bombillas LED que parpadean de las que no

Esto implica que a veces podemos ver la imagen de una lámpara repetida cuando movemos rápido los ojos. Esto lo podemos ver fácil con las luces traseras de los coches, pero también ocurre con la luz LED en interiores. Suele ocurrir con lámparas con refrescos de hasta 10.000 veces por segundo (entre 600 y 1.000 es donde más se nota). Por encima de ahí es difícil notarlo.

Esto fue notado por primera vez en 1989 con las fluorescentes, que se refrescaban 100 veces por segundo, causando cansancio. Con el tiempo se fueron mejorando los balastos eléctricos en detrimento de los magnéticos, y ahora es lo más común en tiendas. Sin embargo, algunos edificios siguen usando los magnéticos porque no se prohibieron. Por ejemplo, en Reino Unido el 80% de las aulas usan todavía fluorescentes con balasto magnético, causando dolores de cabeza a los niños.

La prohibición de los halógenos nos ha dejado expuestos al parpadeo. La clave está en fomentar que se hagan bombillas LED que no parpadean, las cuales existen y no son mucho más caras que las que sí lo hacen. Un truco para saber cuando vayamos a comprar una lámpara es encenderla en la tienda y usar un fidget spinner, poniéndolo entre la luz y nuestros ojos. Si vemos que está girando en dirección opuesta a la que le hemos dado, la lámpara tiene parpadeo, aunque no lo notes a simple vista.

fidget-spinner

Al igual que se hace con la comida, es necesario que se creen etiquetas de identificación a nivel europeo para que el comprador sepa el tipo de parpadeo que tienen las bombillas.

 

Fuente: The Next Web | adslzone