Y es que los presuntos piratas actuales están echando mano de multitud de medios y sistemas para compartir estos contenidos con copyright con el resto del mundo de manera ilícita, y no solo hablamos de series o películas, sino que aquí también podemos englobar libros, música, software comercial, etc. Aunque hace años lo más habitual era echar mano de páginas de descarga directa o de las populares redes P2P, gracias a las paulatinas mejoras de nuestras conexiones a Internet, este es un tema que ha evolucionado sustancialmente.

Así, con el extendido uso del streaming, los usuarios que quieran acceder a estos contenidos pirata de manera gratuita, ya lo pueden hacer desde sus teléfonos móviles, set-top box conectados al televisor de toda la vida, la consola, etc. Al mismo tiempo como medio para todo ello ya no es necesario un cliente que haga uso del protocolo BitTorrent, como antaño, sino que en los tiempos que corren basta con tener una cuenta en Facebook, por ejemplo, o cualquier dispositivo con Android para poder disfrutar de estos vídeos en tiempo real.

Y es precisamente aquí donde entran en juego los «participantes» indirectos en el mundo de la piratería que, al menos en principio, no deberían tener nada que ver con la misma pero que igualmente son «acusados» de promoverla, aunque no sean conscientes de todo ello. Este es el caso, por ejemplo, de la mencionada red social propiedad de Mark Zuckerberg, Facebook, que está viendo cómo su plataforma es cada vez más usada para emitir eventos deportivos de pago en directo y de manera totalmente gratuita.

Es por ello que la industria del entretenimiento, principalmente a lo largo de estos últimos meses, está presionando a la red social para que ponga medios para erradicar este tipo de actos, algo muy complicado debido a la sencillez por parte de los usuarios para llevar esto a cabo.

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Pues bien, algo muy similar sucede, por ejemplo, con otro sector completamente diferente y que también está contribuyendo de manera indirecta y sin quererlo, al menos desde el punto de vista de Hollywood, a esta propagación de la piratería. Nos referimos al programa de código abierto Kodi, y a los fabricantes de productos hardware tipo set-top box, que sin quererlo, se han visto metidos en una vorágine de amenazas y acusaciones por parte de la industria del entretenimiento y asociaciones relacionadas para que acaben con sus trabajos, o al menos, pongan medios para evitar la piratería de terceros.

Aumenta el número de plataformas que son «presionadas» para acabar con la piratería

Algo muy similar sucede con los buscadores generalistas que la mayoría de nosotros usamos a diario para movernos por la Red, ya que estos reciben cientos de millones de peticiones de retirada de enlaces relacionados con la piratería de contenidos con derechos de autor, por lo que en multitud de ocasiones no tienen tiempo material para atender a todas ellas. Aunque poco a poco este proceso de eliminación se ha ido automatizando, igualmente el número de peticiones ha ido creciendo a lo largo de los últimos años, y a todo esto hay que unirle el deseo de estos buscadores de igualmente proteger la libertad de expresión de sus millones de clientes en todo el mundo.

Hay que tener en cuenta que esto no se limita a Google, ya que todo este movimiento también afecta a otras propuestas similares como es el caso de la de Microsoft con Bing. A pesar de que este es un buscador que está muy lejos en cuanto a penetración de mercado de Google, solo a lo largo del año pasado recibió alrededor de 250 millones de peticiones de eliminación de enlaces a contenidos pirata, cifra bastante significativa.

Por regla general estas son peticiones que llegan en gran medida desde los titulares de los derechos de autor, aunque en este caso concreto ha llamado la atención que entre estos solicitantes se encuentre, curiosamente, la propia Microsoft.

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Y es que hay que tener en consideración que estos motores de búsqueda generalistas, son una herramienta perfecta para localizar contenidos pirata, links que se renuevan constantemente para evitar precisamente eso, su localización y eliminación. De hecho, para muchos estos motores son el «caldo de cultivo» potencial para los nuevos piratas que van apareciendo.

Eso sí, si como hemos dicho, a lo largo de 2017 Bing eliminó 250 millones de enlaces de entre sus búsquedas, Google hizo lo propio pero en este caso con en torno a 1.000 millones de elementos. A pesar de los problemas y dificultades para todo ello, estos buscadores aseguran que cerca del 99% de todos los enlaces reportados, fueron eliminados, aunque no dicen nada de los que vuelven a aparecer en cuestión de horas.

 

Fuente: TF | adslzone