El principal problema del sistema de satélites de Estados Unidos, del cual depende la navegación y circulación de casi todo el mundo (Europa con Galileo podría subsistir) es que los 24 satélites que lo forman son demasiado antiguos, inseguros, y muy sensibles.

Los satélites de GPS no usan criptografía moderna, y su señal es hackeable

Esto último lo descubrieron el 25 de enero de 2016, cuando ingenieros de las fuerzas aéreas norteamericanas apagaron el satélite SVN-23 (el más antiguo). Al apagarlo, un bug en el software desajustó la hora en los 15 satélites restantes por 13,7 microsegundos. Esto generó problemas de posicionamiento en Estados Unidos, así como en las retransmisiones (en España por ejemplo también hubo problemas con la televisión).

Esto es una simple muestra de lo sensible que es la red, sobre todo cuando Europa y China tienen sus propias redes protegidas ante estos ataques. Los satélites no sólo son vitales para la navegación y circulación, sino que además también se usan como referencia para conocer la hora exacta en el mercado financiero, centros de datos o redes móviles. Este es el motivo por el que empresas privadas y el ejército están planteándose actualmente lanzar sus propios satélites para usarlos como respaldo en el caso de que la red principal falle.

Las redes son susceptibles de ataques de jamming y spoofing. Mediante jamming se puede bloquear la señal GPS de un barco, mientras que con spoofing se puede engañar a un dispositivo y hacerle creer que está en otro sitio (si jugasteis a Pokémon Go probablemente lo conoceréis si queríais ir a los eventos que había en el Santa Mónica Pier o en el Retiro de Madrid).

Compañías privadas ya están desarrollando su propio GPS

Una alternativa a estos la encontramos en los satélites de Iridium. Estos se usan para comunicaciones vía satélite en zonas remotas (como el Ártico o la selva). Los 66 satélites que tiene Iridium son más modernos que los de GPS, y cuentan con cifrado. Además, antiguamente contaban con un canal que se usaba para hacer pings de latencia a los “buscas”. Al dejar de usarse, Satelles (la compañía detrás de los satélites) decidió reconvertir ese canal en una señal GPS.

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Esa señal es completamente segura y cifrada, y funciona de manera similar al GPS. El sistema modificado ha sido bautizado como Satellite Timing and Location (STL), y se está vendiendo a gobiernos, bancos, centros de datos, e incluso a operadores de red. Los satélites de la compañía se encuentran además 25 veces más cerca de la Tierra que los de GPS, por lo que su señal es más potente y lleva antes a la Tierra, lo que le permite incluso atravesar paredes. Sin embargo, su precisión no es tan buena, siendo de 20 a 30 metros frente a los 5 o 10 del GPS.

El ejército americano trabaja ahora mismo en dos alternativas: una red de pseudo satélites llamada “pseudolites”, con alta potencia de transmisión difícil de ser susceptible al jamming, y con mayor alcance en sitios cerrados como bosques. Otro sistema es Adaptable Navigation System (ANS), que recoge señales cercanas (como de antenas de televisión) y las coteja con un mapa para conocer a cuánta distancia está. El sistema también analiza el entorno y lo coteja con una base de datos (por ejemplo, con imágenes de Street View).

Por tanto, los satélites GPS americanos tienen dos problemas: su señal es muy débil, por lo que son susceptibles a interferencias por jamming (cada vez hay dispositivos más potentes para hacer esto), y spoofing, que permiten falsear su señal.

 

Fuente: Wired | adslzone