El origen de la televisión, tal y como la conocemos, se remonta al año 1937, en Francia y Reino Unido, donde la TV electrónica dio sus primeros pasos. Durante el siglo XX y principios del siglo XXI, el tubo de Braun o tubo de rayos catódicos (TRC) fue la tecnología que permitió mostrar imágenes en el televisor de destino con iconoscopio como fuente emisora y de origen. Estas tecnologías han evolucionado ambas, y se han abandonado en favor de sistemas más modernos y capaces, pero son el origen de la señal de vídeo de televisión, y el origen de la utilización de un sistema según el cual el sincronismo entre la deflexión de exploración y la deflexión en la representación se consigue gracias a la composición en cuadros –vertical- y líneas -horizontal- (fotogramas).

Codificación, compresión y peso de la señal

A lo anterior, que explicado de una forma muy simplificada nos ayuda a entender cómo es la señal de vídeo en televisión, hay que sumarle un aspecto muy importante: la codificación. Toda esta información, y alguna otra que hemos pasado por encima para hacer más sencillo el concepto, se entre 0 V para el negro y 0,7 V para el blanco con pulsos de -0,3 V para una amplitud total de la forma de onda de vídeo de 1 V. Y en este caso, el de la televisión electrónica, el sonido es tratado de forma independiente, algo que no ocurre en la señal digital de televisión, la correspondiente a la Televisión Digital Terrestre, la televisión por satélite o la televisión por cable, es decir, por Internet en este último caso.

Señal de vídeo digital, la evolución hacia la televisión actual

En el caso de la señal de vídeo digital, en el emisor tenemos dispositivos CCDs para la captación (imagen) y captadoras también digitales para el sonido, dependientes o independientes que combinan su información en un único formato y archivo según el códec H.264 ó H.265. Esta transmisión de información se realiza en el espacio electromagnético en el que funcionan también el microondas, los coches de radiocontrol, un drone, la WiFi, los teléfonos móviles y muchísimos otros dispositivos electrónicos.

El espectro electromagnético es limitado, gestionado por el Gobierno, y con espacios reservados para según qué usos. Y en el caso de la televisión, recientemente han arrancado los conflictos de asignación en relación con las redes de telefonía móvil. Es decir, que el espacio asignado a la televisión se está modificando de forma progresiva en favor de las redes de telefonía móvil, y en el caso de España esto se debe a problemas de adaptación del formato de televisión digital terrestre, que ocupa demasiado espectro y la evolución de la telefonía es más interesante, en cualquiera de los casos.

El problema de adaptación de la TDT en España

Lo más reciente ha sido el Dividendo Digital, una migración de la señal de vídeo digital correspondiente a la Televisión Digital Terrestre para la liberación de la banda de 800 MHz en favor de las redes de telefonía móvil de cuarta generación en, probablemente, su última evolución. No es la única banda asignada al 4G LTE, pero es que el uso de una única banda permite únicamente 150 Mbps como velocidad de transferencia máxima en descarga, mientras que la agregación de canales puede triplicar –o incluso más- estas cifras. Por lo tanto, teniendo en cuenta el exponencial crecimiento de su uso, y las previsiones de futuro, es evidente que interesa restar espacio electromagnético asignado a la TDT en favor del 4G LTE.

Ahora bien, al mismo tiempo que el 4G ‘ha crecido’, la Televisión Digital Terrestre debería haber hecho justo lo opuesto. La cuestión no es únicamente restarle espacio electromagnético, sino sencillamente asignarle el espacio que le corresponde. El problema de adaptación de la televisión, en España, es que estamos aprovechando un estándar obsoleto, que utiliza un códec de compresión mínima. Sin embargo, en Alemania ya se están comenzando a pasar al formato DVB-T2, para lo que cualquier dispositivo de última generación está ya adaptado. Y lo que se necesita es un descodificador compatible, puesto que la reantenización más reciente es suficiente para soportar este estándar, y sólo pasaríamos por una resintonización, y por supuesto la adaptación de las cadenas en su aspecto más técnico.

Estructura-DVB-T2.png

El estándar DVB-T2, otra oportunidad para la TDT

El formato DVB-T2 se basa en HEVC -High Effeciency Video Coding-, es decir, que es más eficiente en la codificación de la señal de vídeo y sonido, sencillamente porque se utiliza el códec H.265. Los datos pueden variar ligeramente, pero las estimaciones medias apuntan a que, para exactamente la misma señal, se puede ocupar un ancho de banda igual a la mitad. Es decir, que hay dos posibles con este formato: misma calidad en la mitad de espacio electromagnético empleado por canal, o bien el doble de calidad -resolución- ocupando exactamente el mismo espacio que con la codificación anterior. Ahora bien, estos son los valores teóricos de compresión, que en la práctica varían ligeramente según otras particularidades de la señal de vídeo.

En cualquier caso, es evidente que si la televisión tiene que ceder espectro electromagnético en favor de las telecomunicaciones móviles, uno de los puntos clave para mantener la TDT con la misma salud que goza actualmente es utilizar el nuevo estándar de codificación. Como comentábamos, en Finlandia y Alemania ya se ha empezado la migración que se prolongará durante los próximos años. ¿Por qué? Porque Europa está comenzando a sentar las bases del 5G, y si no se adapta la TDT habrá problemas en el futuro.

El problema de la TDT es el limitado espacio electromagnético

Vale que no todo el mundo tiene Internet, y que si revisamos al detalle las líneas activas de banda ancha fija y móvil en el territorio español, lo cierto es que la penetración de conexiones aptas para el consumo de televisión por esta vía no alcanza la magnitud de la cobertura y facilidad de acceso de que goza la TDT. Ahora bien, para finales de este mismo año la cobertura 4G estará muy próxima al 100% de la mano de algunos de los operadores con alcance nacional y con red propia, y el desarrollo de la fibra óptica –bastante más lento- también alcanzará cotas muy positivas, en este sentido, en los próximos años.

Por lo tanto, la evolución en favor de la televisión por Internet es viable, y los costes para el cliente en cualquier tipo de evolución también son más económicos. En este caso no hay cambios de descodificadores, luego tampoco compra de un nuevo televisor para adaptarse a nuevos formatos. Sencillamente a través de software de descompresióncódecs al uso- se puede pasar a formatos de mayor compresión, o de mejor calidad de imagen. Y de esta forma, evidentemente, se liberaría un generoso espacio electromagnético en pro del desarrollo de las telecomunicaciones móviles.

¿La televisión por Internet es una utopía?

No lo es en absoluto, pero sí según las condiciones actuales y la regulación sobre las telecomunicaciones. En la infraestructura de redes de telefonía móvil están ‘invirtiendo unos pocos’los operadores-, y evidentemente el desarrollo de la infraestructura de comunicaciones móviles y fijas se está haciendo según los intereses económicos de estos ‘pocos’. En este sentido, el apoyo por parte del Gobierno en pro de un soporte de consumo televisión más interesante para el futuro es muy reducido, o nulo. ¿El problema? Que próximamente el estándar DVB-T2 permitirá la liberación de espectro para el desarrollo del 5G, y la hoja de ruta hasta el año 2020 está ya prácticamente ajustada.

Pero sin haberse aún implementado el 5G, y con planes prácticamente fijados para la liberación de los 700 MHz, próximamente se plantearán nuevos problemas entre las telecomunicaciones móviles y la televisión. La coexistencia entre ambos formatos, como hemos visto con el primer Dividendo Digital, está avocada a seguir generando contratiempos en los que, de momento, ya hemos tenido que gastar una importante cantidad de dinero en la reantenización de todas las comunidades y edificios de España, prácticamente. Y sí, lo ha pagado el Estado; con nuestros impuestos.

 

Fuente: adslzone