Hace una semana nos hacíamos eco de un proyecto para crear una batería de litio capaz de enfriarse para evitar que explote. Aunque no es un materia inflamable, a priori, en determinadas ocasiones pueden producirse daños que acaben en una explosión. Los golpes de temperaturas elevadas (mucho calor) también pueden causar deformaciones y daños importantes en las baterías, haciendo así que su rendimiento y autonomía caigan en picado. Este proyecto busca crear una batería que se apaga sola en caso de sobrecalentamiento, para así enfriarse y volver a funcionar de forma habitual. También se ha experimentado con un revestimiento de nanofibras de Kevlar que deberían evitar que la batería ardiera por sobrecalentamiento.

¿Y qué pasa con el frio?

Siempre se habla de los problemas con el calor de las baterías y se especula sobre su disminución de autonomía durante el verano. Lo cierto es que el otro extremo también les afecta de forma similar, comprometiendo su rendimiento. Investigadores de la Penn State University trabajan en una batería que se caliente sola en caso de temperaturas exteriores demasiado bajas.

Las utilidades son variadas, desde los viajes espaciales hasta los drones que vuelan a gran altura sin dejar de lado el auge de los coches eléctricos que demandan mejores baterías que estén más adaptadas a las condiciones reales. La pérdida de rendimiento de las baterías con bajas temperaturas se aprecia, por ejemplo, en el momento de la carga, mucho más lenta en estas circunstancias.

Por ahora, muchos experimentos para mejorar las baterías que día a día nos prestan energía para nuestros gadgets pero pocos avances en el mundo real. ¿Los veremos algún día? Seguramente sí pero echamos de menos que los fabricantes cuiden un poco más este componente y se fijen en los avances que vemos cada dos por tres que prometen mejoras de autonomía, seguridad y rendimiento.

 

Fuente: gizmag | adslzone