En los últimos años, la tendencia de los usuarios de Twitter demuestra que como consecuencia de determinados desastres, injusticias y sucesos de diferente calado, la respuesta “social” se convierte en un hito viral. El caso más reciente tiene como objeto la finalización de los ataques sobre Gaza y, una vez más, la corriente ha determinado unas normas “no – escritas” que, básicamente, consisten en la publicación de una autofoto con la palabra “STOP” escrita en la palma de la mano y, evidentemente, la inclusión del hashtag #CiviliansUnderFire, que puede entenderse como “civiles bombardeados”.

Imagen e influencia social, los “selfies solidarios”

Tomando las pautas anteriores para entrar en la “corriente” tuitera #CiviliansUnderFire, nos damos cuenta de que, tras cumplir con las normas no escritas, únicamente tendremos posibilidad de aportar, de nosotros mismos, 121 caracteres. Sin embargo, “perdemos” 19 caracteres y la posibilidad de utilizar una fotografía diferente. Sí, son 121 caracteres lo que diferencia nuestra “solidaridad” de la que cualquier otro tuitero ha puesto en práctica. ¿121 caracteres de solidaridad? Aunque suene duro, puede resumirse de esta forma sin perder un ápice de objetividad.

Artistas como Rihanna, quien cuenta con 36.400 seguidores, ya se han pronunciado al respecto y, a continuación, han eliminado el mensaje. Y es que, en este sentido, es necesario hablar en plural, puesto que también Dwight Howard ha hecho algo muy similar. Nos demuestra esto, sin lugar a dudas, que se trata de poco más que una jugarreta atada a la imagen social de estos “personajes icónicos”, cada uno en su terreno.

La solidaridad virtual, un éxito ceñido al alcance binario

El fenómeno que nos ocupa en estas líneas no puede sino ser denominado como “solidaridad virtual” y queda encerrado, no sino por la propia voluntad de los tuiteros, en una trascendencia nula, que estudiada con lupa puede determinarse, quizá, en segundos, días, o poco más que semanas. Ahora bien, esta trascendencia es inocua, en relación con su efectividad. Podemos, por tanto, afirmar que se trata de una conciencia socio-virtual vaga e ineficaz.

#BringOurGirlsHome y #BringBackOurGirls son otros ejemplos también recientes que han sido aniquilados por el “trendingtopic – ismo”, la “búsqueda insustancial de participación en una tendencia generalizada”. Y es que, aunque es muy cierto que estas prácticas tienen un componente basado precisamente en esto, en la conciencia social, el motor de estos “levantamientos” torpes no cuenta con un apoyo real que pueda extrapolarse del código binario. Estamos así alimentando un engaño tintado por una “falsa moral” acomodada en la facilidad, el automatismo y la deshumanización de la solidaridad, luego eliminando por completo su esencia.

¿Es acaso malo tuitear este tipo de cosas? En absoluto, pero raramente se acompaña de una solidaridad real, de un espíritu evolutivo y humano.

 

Imagen: El Mundo | adslzone