Corría el año 2005 cuando Google comenzaba a dar forma un ambicioso proyecto secreto, con el objetivo de lanzar un dispositivo que revolucionaría la industria de los teléfonos móviles. Para el año 2007, y con más de dos años de trabajo sus espaldas en los que había escrito el código, realizado pruebas, negociado licencias y buscado los mejores componentes de los diferentes fabricantes, la situación daba un vuelco de 180 grados con la aparición de Steve Jobs y la presentación del primer iPhone.

Cuando Google inició la andadura en el proyecto Android, la industria del software no tenía nada que ver con lo que hoy existe. Y es que el ancho de banda disponible era totalmente insuficiente para garantizar una conexión decente desde móviles, y la potencia de los propios dispositivos tampoco alcanzaba los límites necesarios. Por si fuera poco, prácticamente cada teléfono disponía de un software propio con un limitado conjunto de aplicaciones que podían ser utilizadas. Eran totalmente incompatibles entre sí. Los pocos desarrolladores de software que se habían intentado crear nuevas plataformas, habían acabado perdiendo dinero, y muy pocos eran los que se atrevían. De esta forma, los fabricantes se harían con el control.

Jobs

Sin embargo, desde Google sabían que alguien acabaría dando con la tecla que cambiara el concepto de teléfono móvil, y pensaban que podría ser Microsoft. La empresa liderada por Bill Gates todavía era hace 8 años la empresa de tecnología más rica y poderosa del mundo, y ambas se encontraban inmersas en una “guerra” por el dominio de los buscadores. Sin embargo, el dominio de Microsoft y Windows no alcanzaba a los dispositivos móviles, tendrían que competir.

Pero saltó la sorpresa, Jobs anunciaba el iPhone y daba al traste con los planes de la compañía. El teléfono se salía de los estándares establecidos hasta ese momento, y constituía una forma totalmente diferente de interactuar con el dispositivo. Utilizaba un teclado virtual y eliminaba la mayoría de botones para sustituirlos por una pantalla táctil, lo que permitía que cada aplicación tuviese su propia configuración de botones. El teclado aparecía para buscar en el navegador, pero se escondía al pulsar intro. Además, la pantalla era casi el doble de grande que las de cualquier otro equipo e incluía un acelerómetro para inclinar la orientación. Palabras de Ethan Barba, uno de los ejecutivos implicados en el desarrollo de Android: “Sabíamos que preparaban un teléfono, todos lo sabían, pero nadie creía que sería tan bueno”.

En este punto, no todo era tan negativo para Google. El smartphone que habían estado preparando, lucía un software más revolucionario aún que el presentado por Apple, ya que contaba con un navegador completo para internet con todas las aplicaciones web de Google, en las que se incluía el buscador, maps o Youtube. Además, el software no estaba preparado para uso exclusivo, sino que podría funcionar en cualquier teléfono. Por si fuera poco, permitía la ejecución simultánea de aplicaciones y disponía de una tienda online para descargarlas, funcionalidades que no se incluían en el iPhone.

Entonces, ¿Por qué Google se vio obligado a rehacerlo todo? El teléfono tenía un diseño muy pobre y una pequeña pantalla lógicamente no táctil. De hecho, la idea de eliminar el teclado, tanto a ellos como a muchos otros, no se les pasaba por la cabeza, por eso el primer dispositivo Android incorporaba un teclado deslizable. Creían que lo importante para los consumidores sería el software y no la apariencia, y así se lo había enseñado el mercado con algunos intentos revolucionarios que acabaron en fracaso, pero se equivocaban.

El equipo encargado del desarrollo de Android y Sooner, que era como se llamaba el primer smartphone, tenía que empezar de nuevo, modificar todos los objetivos y centra los esfuerzos en desarrollar un nuevo concepto. Intentaron potenciar las ventajas que tenía su sistema, así como incorporar muchas de las novedades que se comenzaron con el iPhone. El objetivo era claro: diferenciar su producto desde la misma fecha de lanzamiento. El resultado se dio a conocer el otoño de 2008, el HTC Dream o T-Mobile G1.

HTC G1

Esta serie de acontecimientos como la gran innovación de hardware del iPhone de Steve Jobs unido al avance de software que desarrolló posteriormente Google, forman como decíamos al principio, parte de la historia tecnológica, y sin dudan, supusieron el comienzo de la revolución que hoy vivimos y los primeros pasos de una competencia que domina el mercado actual.

 

Fuente: The Atlantic | adslzone