La fibra óptica plantea velocidades de transferencia que parten desde los 30 Mb en descarga con 3 Mb en subida, y que alcanzan actualmente hasta 1 Gbps. La diferencia en este rango depende, principalmente, de el tipo de acceso –FTTH o HFC-, la modalidad, el operador… y su cobertura. En el caso del 4G, la velocidad que se plantea es de entre 150 Mb y 300 Mbps, aunque pronto se alcanzará aún más velocidad gracias a Carrier Aggregation.

Aunque tenemos tecnologías mucho más veloces, las conexiones basadas en par de cobre alcanzan los 8.554.576 abonados, mientras que la fibra óptica se queda en un total de 4.266.361 abonados. Es decir, hay muchos más usuarios con ADSL que con fibra óptica. Y esto se debe, precisamente, a la cobertura. Lo mismo ocurre con el 4G, que no lo pueden utilizar todos los usuarios, dado que actualmente la cobertura es de un 76%, mientras que el 3G alcanza el 99,7%.

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El único problema de la fibra y el 4G es la cobertura

Es la eterna condena en el campo de las telecomunicaciones, y que afecta sólo a una parte de la población, pero cada vez es más grave. La banda ancha móvil evoluciona a mejor ritmo en este sentido, pero la banda ancha fija está provocando desde hace años una importante brecha digital. Y es que, como es evidente, un usuario con 6 Mb no puede navegar por Internet igual que lo haría un abonado a fibra óptica con 100 Mb. Mucho más grande es la distancia, evidentemente, entre un usuario con 2 Mb y otro con 300 Mb. Y estas diferencias, a día de hoy, son la realidad de las telecomunicaciones en España.

Como podéis ver en la anterior gráfica de cobertura según las tecnologías de banda ancha, la fibra óptica HFC y FTTH tienen niveles muy inferiores al ADSL en torno a los 2 Mb. Ahora bien, también el ADSL en torno a 10 Mb tiene una cobertura algo reducida, mucho más en el caso del VDSL, la mejor versión del ADSL que ha visto truncado su desarrollo por culpa de la fibra óptica.

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Fuente: adslzone