Apenas 520.000 espectadores acudieron al cine el pasado fin de semana. Esto supuso una recaudación de 3,7 millones de euros y un descenso interanual del 47,3%. De hecho, una única película estrenada en 2012, Los juegos del hambre, recaudó hace solo un año el 77% de lo ingresado este fin de semana, acaparando el 82% de la audiencia. Unos datos, estimados por Rentrak, que pueden ser definidos como muy preocupantes para el sector.

Para encontrar una cifra de recaudación de este nivel hay que acudir a momentos muy puntuales de 2008, 2010 y 2012, cuando se disputaron las semifinales o finales de la Eurocopa y el Mundial. En dichos fines de semana se lograron entre 3,5 y 3,9 millones de euros, pero puede entenderse ante la gran afición en nuestro país al fútbol y la importancia de dichos eventos.

Sin reacción por parte de la industria

En esta ocasión no hay excusa posible más que la que se puede achacar al propio sector. En primer lugar, echando un vistazo a la cartelera se observan títulos de gran presupuesto pero cuya calidad es discutible. Su distribución ha sido además amplia, al igual que las campañas publicitarias que las han acompañado en su estreno. Así se entiende en parte el nulo interés entre los espectadores, pero no es la única razón.

El precio es sin duda otro factor clave para entender este declive. Las entradas se han disparado en los últimos años, llegando a cuadruplicar su precio en la última década. El aumento del IVA al 21% fue la puntilla a un precio que ya era elevado si se comparaba con la media de tiempo atrás. La subida ha coincidido con dos hechos muy importantes para entender el declive de la taquilla: la fuerte crisis económica y la presencia en Internet de las películas de una forma alternativa a la inexistente oferta legal. Si unimos ambos al descenso en la calidad de muchas cintas que llegan a la cartelera es más sencillo explicar la situación.

Ante ello, desde el sector solo se puede pensar en soluciones para salir de la crisis. Es posible que existan demasiadas salas para la demanda real que hay, pero antes de su cierre sería más comprensible optar por una drástica rebaja en los precios que volviese a llamar a los espectadores a acudir al cine. Asimismo, nuevos modelos de tarifa plana para la entrada deben pasar de ser una excepción a ser más habituales. La pelota está en el tejado de la industria. En sus manos está saber jugarla con criterio y asumiendo la realidad actual o desperdiciarla y hundir definitivamente su negocio.

 

Fuente: adslzone