Según el informe, los usuarios españoles creen que el origen de la infección que han sufrido proviene de:

  • Visitas a páginas web sospechosas (12%)
  • Abrir un archivo adjunto en un email (6%)
  • Unidad externa infectada (5,7%)
  • Instalación aplicación maliciosa disfrazada de un programa legítimo (4,8%)

La mayor parte de los encuestados, el 13%, no pudo explicar cómo el malware se introdujo en su dispositivo. Cabe destacar, que cuatro de cada cinco infecciones (aproximadamente el 80%) tuvo consecuencias negativas en el dispositivo. La mayoría de las veces el rendimiento del equipo se volvió más lento (41% de los casos), el 36% de los encuestados experimentó publicidad molesta (por ejemplo, el navegador les redirige a sitios web no deseados) y el 24% encontró programas no deseados en sus dispositivos.

Entre las consecuencias del malware, destacan los cambios en el navegador o de la configuración del sistema operativo sin el conocimiento del usuario (17%), la pérdida (10%) o robo (4%) de los datos personales, las publicaciones no autorizadas o “me gusta” en sitios de redes sociales (9%) y la piratería de una cámara web (6%). Resulta también significativo que en el 11% de los casos, las víctimas españolas pagaran a los  ciberdelincuentes para desbloquear un dispositivo y un 6% lo hiciera para poder descifrar los archivos personales. Así, lo que conocemos como ransomware sigue siendo un método eficaz para los cibercriminales.

En general, para el 33% de los usuarios la infección ha originado pérdidas económicas. Además de tener que pagar un rescate a los ciberdelincuentes, las víctimas han tenido que hacer frente a la restauración del dispositivo o de los datos en el software para eliminar los efectos de una infección, y algunos incluso tuvieron que comprar un dispositivo para reemplazarlo. Cuando se incurrió en pérdidas financieras, el coste medio fue de 140 euros.

 

Fuente: muyseguridad