No es de extrañar lo de Doom, pues el pasado julio aparecía un vídeo en el que unos aficionados hacían funcionar el juego en un cajero automático, valiéndose del vetusto Windows XP que lo gobernaba.

En esta ocasión, sin embargo, el manitas que ha echado a andar Doom no lo ha hecho por amor al arte, sino para revelar una vulnerabilidad en el aparato por la cual es posible el acceso desde otras redes a través de la interfaz web de la impresora.

Michael Jordon, investigador de seguridad, advirtió repetidamente a Canon del problema, pero ante las ‘largas’ de la empresa, se ha decidido a publicar su descubrimiento, que ha bautizado como Hacking Canon Pixma Printers – Doomed Encryption. Y con ese nombre, qué mejor que Doom para ilustrarlo.

 

Fuente: muyseguridad