Los investigadores demostraron la posibilidad del hackeo con una tasa de éxito sorprendentemente alta, hasta el 92 por ciento. Aunque las pruebas se realizaron sobre Android, creen que la misma técnica se puede emplear en los otros sistemas operativos móviles.

La vulnerabilidad utilizada se encuentra en la capacidad de las aplicaciones para acceder a la memoria compartida de un smartphone. Como demostración, los investigadores instalaron una aplicación en teoría benigna (como un fondo de pantalla) pero que en realidad contenía código malicioso.

Una vez instalada, pudieron acceder a las estadísticas de memoria compartida. “La suposición ha sido siempre que estas aplicaciones no pueden interferir entre sí con facilidad… Demostramos que esa suposición no es correcta y una aplicación puede afectar significativamente a otras y resultar en consecuencia perjudicial para el usuario”explica el profesor responsable del estudio.

Las conclusiones de esta investigación siguen aconsejando emplear una medida de seguridad imprescindible en Android y otros sistemas móviles: no instalar ninguna aplicación que no goce de total confianza.

 

Fuente: muyseguridad