Las puertas traseras solicitadas por agencias gubernamentales no son nuevas y hace algún tiempo se conoció las presiones del FBI a grandes tecnológicas como Facebook, Google o Microsoft para que no se opusieran a una nueva normativa que establecería puertas traseras para vigilancia gubernamental en el software de redes sociales, servicios de correo, mensajería instantánea y comunicaciones sobre Internet VoIP.

Tras la revelación del proyecto PRISM, se ha vuelto a hablar de estas puertas traseras en software por lo que no es nada extraño que las agencias hayan intentado instalarlas en el mismísimo núcleo de un sistema que gobierna cientos de millones de dispositivos móviles o sistemas embebidos, millones de servidores o la mayoría de supercomputadoras del planeta.

El reconocimiento de Torvalds de la sugerencia de la NSA no significa que la petición fuera aceptada y de hecho, el debate en la comunidad Linux sobre ese supuesto backdoor en el sistema libre continúa.

 

Fuente: muyseguridad