Se estima que la botnet Citadel, a la que Microsoft sigue la pista desde principios de 2012, ha infectado hasta el momento a unos cinco millones de equipos, causando pérdidas por valor de alrededor de 500 millones de dólares. Y no ha podido ser hasta el pasado mes de mayo que Microsoft h conseguido el permiso gubernamental para proceder.

En cualquier caso, la compañía de software no cree que este golpe haya sido decisivo ni mucho menos para acabar con Citadel, que viene a ser uno de los transmisores de troyanos bancarios más temidos de la actualidad.

 

Fuente: muyseguridad