Muchos padres agradecen las facilidades que ofrecen en ocasiones las nuevas tecnologías para poder tener en todo momento bajo control la integridad y seguridad de los más pequeños de la casa. No obstante algunas funcionalidades a veces van demasiado lejos y algunas aplicaciones están empezando a recular ofreciendo a los usuarios más garantías para proteger su privacidad. Un buen ejemplo han sido los cambios llevados a cabo por WhatsApp para permitirnos controlar si queremos mostrar cuando nos hemos conectado por última vez al chat.

En el terreno de la localización de terminales, ahora conocemos Folr, una aplicación para dispositivos móviles que se presenta como una ayuda a las familias que quieran realizar un seguimiento y localización de cualquiera de sus miembros, previo consentimiento del propio usuario a conceder dicho acceso. Y esta es quizás la clave de esta “app”, que está basada en un sistema de permisos con los cuales el usuario que está siendo “rastreado” debe decidir previamente quien puede estar autorizado a acceder a la localización, permitiendo fijar los días y horas en los que se concede permiso.  Si queremos localizar a un contacto solo deberemos agregar su número de teléfono y solicitarle permiso para poder controlar sus movimientos.

Forl antepone la tranquilidad a la privacidad

En los casos de personas de más edad, esta clase de aplicaciones pueden resultar de gran ayuda ya que ha habido ocasiones donde el extravío de un anciano se podía haber evitado de haber dispuesto de una herramienta similar a Folr. Aunque hay segmentos de usuarios que alzan la voz en contra de esta clase de aplicaciones invasivas, por el momento el sistema de autorizaciones permite no cruzar la fina línea que separa esta “app” de ser una herramienta más abusiva. La aplicación está disponible de forma gratuita para dispositivos Android e iOS, aunque ofrece la opción de consultar un histórico de ubicaciones de una persona pagando una suscripción anual de 30 dólares.

La aplicación “Ignore no more” iba un paso más lejos en cuanto al control paternal, permitiendo bloquear el terminal de forma remota en el caso de que un menor no contestara las llamadas. De este modo, si los niños querían volver a hacer uso del teléfono, debían llamar a sus padres para conseguir desbloquearlo. Es cierto que la tecnología generalmente nos ayuda a mejorar la calidad de vida pero cuando la privacidad se pone en entredicho, es lógico que comiencen a surgir dudas.

¿Creéis que el uso de este tipo de aplicaciones está suficientemente justificado?

 

Fuente: The Next Web | adslzone