Hace poco conocíamos la noticia acerca de una vulnerabilidad en WhatsApp descubierta por dos ingenieros españoles, a través de la cual se podría modificar el remitente de un mensaje para suplantar la identidad de dicha persona. Este hecho puso en duda el uso que se hacía de aplicaciones de mensajería de este tipo al ser aportadas como pruebas en procesos judiciales.

Según informan los expertos judiciales, para que una prueba electrónica, como pueden ser mensajes enviados y recibidos a través de WhatsApp, sea  considerada como válida, debe de reunir una serie de requisitos. Este tipo de pruebas deben ser lícitas, auténticas, claras y deben gozar de integridad. Además, según fuentes jurídicas, que se descubran vulnerabilidades que afectan a estas aplicaciones solo indica que ningún sistema es infalible, pero no anulan por sí solas la admisibilidad de esta clase de pruebas.

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Así pues, lo primordial es que los mensajes que se están aportando como pruebas se hayan obtenido de forma lícita, es decir dentro del marco de la legalidad y respetando los derechos de las comunicaciones. Ha de presentarse de manera clara ante los órganos judiciales y respetando la integridad del medio por el cual se ha obtenido. El último requisito relativo a la autenticidad es el que presenta mayor controversia, ya que aquí entra en juego vulnerabilidades como la mencionada anteriormente, que podrían permitir la suplantación de la identidad del emisor y poder crear así pruebas fraudulentas. No obstante, la normativa permite a un abogado solicitar que se admite una prueba si cumple los requisitos de legislación vigente, aunque la decisión final de aceptarla o no a trámite será tomada según la consideración del juez encargado del caso en cuestión.

Mensajes de WhatsApp usados como pruebas

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Ya se han utilizado en diversos procesos judiciales los mensajes enviados y recibidos a través de aplicaciones de mensajería instantánea y la aportación de los mismos ha resultado muchas veces clave para tomar una decisión en un sentido o en otro. El juzgado de Ferrol condenó a un individuo por acosar a su expareja mandando 2000 mensajes a través del móvil. Además, conversaciones entre acusados se admitieron como prueba en un caso de narcotráfico. Los casos de violencia de género son unos de los más beneficiados del uso de este tipo de pruebas, ya que en ocasiones han ayudado a demostrar casos de acoso y abusos sufridos por muchas mujeres a manos de sus parejas.

 

Fuente: Expansion | adslzone