Hace unas semanas Motorola presentaba el Moto G, un equipo de cuyas prestaciones hemos hablado largo y tendido. Si bien no se trata de un equipo que por sus características técnicas pueda plantar cara a los Galaxy S4, HTC One o iPhone 5s, sí se trata de un terminal que sobre el papel ofrecerá a la inmensa mayoría de los usuarios un rendimiento más que suficiente.

A ello hay que unir su aspecto clave: el precio. Google, propietaria de la división móvil de Motorola, ha redoblado su apuesta por los terminales para todos los bolsillos con este nuevo equipo. La versión de 8 GB se puede adquirir por 175 euros, mientras que la de 16 GB asciende a los 199 euros. Esto lleva al fabricante a contar con un margen de beneficios muy bajo (en torno al 5% según las últimas estimaciones), pero la estrategia de la compañía va más allá de ganar dinero con el hardware.

El lanzamiento del Moto G al precio elegido no es ni mucho menos casualidad. Se plantea como unmuro de contención ante la avalancha de terminales low cost que están llegando desde China de la mano de marcas como Xiaomi, Meizu o Jiayu. Si bien sus equipos pueden ser parejos en relación calidad-precio con esta apuesta, la mera presencia del Moto G y el poder de marca de Google y Motorola son vistas como un arma de intimidación ante una posible expansión internacional de estos fabricantes asiáticos.

A ello hay que unir que el nuevo smartphone no solo llegará a través del mercado libre. Los principales operadores españoles lo incluirán en sus catálogos y ésta es una vía mediante la que no compiten la inmensa mayoría de estas marcas. La jugada, a pesar de la potencia en el nombre que ha perdido Motorola en los últimos años, parece muy acertada ya que está llamado a ser uno de los equipos más demandados en esta Navidad.

Motorola Moto G, el muro de contención de Google ante los móviles chinos

El otro gran objetivo: reforzar la posición de Google con Android

El lanzamiento del nuevo smartphone también contribuye a la toma de posiciones de Google como mandamás dentro de su propio sistema operativo, Android. A pesar de que los citados casos de terminales chinos también utilizan esta plataforma, la firma de Mountain View quiere reforzar su posición dentro de su ecosistema en un momento en el que asistimos a modificaciones radicales como las llevadas a cabo por Amazon o Cyanogen (en alianza precisamente con una marcha china como Oppo).

A su vez, Google busca posicionarse dentro del segmento de terminales de gama media-baja para apretar a las alternativas emergentes. En el último año Windows Phone ha crecido en esta parcela con la gama Lumia de Nokia, pero en el horizonte se atisban otras opciones que a largo plazo podrían llegar a ser inquietantes para el gigante estadounidense. Hablamos de Firefox OS, Jolla, Tizen o Ubuntu, más proyectos que realidades, a diferencia de lo que sucede con el Moto G.

 

Fuente: adslzone