En resumen, dichos términos indican que Instagram podrá vender las fotografías almacenadas por sus usuarios, sin importar que éstos sean menores o quién salga en las imágenes, así cualquier otra información compartida en el servicio, incluyendo el nombre. Para más inri, ni informará de las transacciones ni, evidentemente,  compartirá las ganancias. Y si no te gusta, te largas. Así de sencillo.

Recuperamos un extracto clave de los nuevos términos de contrato de Instagram:

Estás de acuerdo en que un comercio o cualquier otra entidad pueda pagarnos por emplear tu alias, tus gustos, tus fotos (con cualquier asociación de metadatos), y/o cualquier cosa que hagas, para contenidos de pagos esponsorizados o promociones, sin ninguna compensación para ti.

Si eres usuario de Instagram y lo que has leído no es motivo suficiente como para descargar todas tus fotos y eliminar la cuenta, entonces es cierto que este viernes se acaba el mundo, porque no tenemos solución. Si los usuarios comunes tenemos alguna fuerza en Internet, es la dejar de utilizar servicios que se pasan de listos, como es el caso. Más cuando existen decenas de alternativas similares e incluso superiores.

Y no pienses que si Instagram lo hace, otros como Google, Flickr o el propio Facebook también lo hacen. Un ataque deliberado contra la privacidad de los usuarios en favor de la rentabilidad económica como el que encara Instagram, es inaudito en sus formas; es intolerable, o debería serlo.

 

Fuente: muyseguridad