Un documento que por sí mismo no permite acceder a nuestras cuentas pero que ofrece información de sobra de datos de la transacción bancaria y de quién ha realizado ese movimiento o consulta, entre otros datos importantes que pueden ser empleados con fines fraudulentos por personas malintencionadas.

Habitualmente, solemos no prestar atención a los datos que posee ese comprobante y de hecho es una práctica habitual simplemente tirarlos en el mismo recinto donde se encuentra el ATM.

En la actualidad esta práctica, constituye una “vulnerabilidad” para la seguridad bancaria de ese usuario, ya que ese comprobante que hemos tirado, podría ser utilizado por delincuentes informáticos como estrategia de engaño (ingeniería social) para la comisión de fraudes bancarios.

Fraudes bancarios a la orden del día con países como Brasil a la cabeza y de ahí la recomendación de retirar y guardar el comprobante de las operaciones en cajeros automáticos.

 

Fuente: muyseguridad